ERMITA DE ANDRA MARI (NUESTRA SEÑORA)
Alto Nervión
Zeberio | Bº Zeberiogana
Resumen (PDF)
Barrio Zeberiogana, 1 (48499)
p.santotomas.zeberio@bizkeliza.org
EDIFICIO [1]
Internamente [3] [4] un espacio diáfano, pero al exterior se complica un tanto por esas variaciones en los tejados y por la presencia de la casa anexa.
Sus muros [5], se aparejan en mampuesto, reservándose sillares de caliza gris para cantoneras, recerco de vanos y espadaña. A partir del arranque de las bóvedas se aprecia, tanto al interior como al exterior, un cambio de la fábrica que responderá a la importante reforma llevada a cabo en 1844, a la que nos referiremos más adelante.
Esta fábrica queda vista al exterior y gran parte del interior, aunque aquí se lucen en blanco y beige los elementos estructurales (pilastras, arcos) y las bóvedas, y en el fondo del presbiterio se ha pintado un pabellón remedando cortinones rematados en corona y palmas.
Al exterior los laterales llevan un zocalillo, que se hace banco corrido al frente [6]; por dentro nuevos bancos corridos cumplen la misma función.
En lo alto de ambas caras mayores se abren vanos de ventilación de la sobrebóveda, tres a norte y dos a sur –el lugar del tercero lo cubre la casa adosada–.
El pavimento es de entarimado de nueva factura, lo mismo que la zona del altar, que está ligeramente sobreelevada con respecto al resto de la nave. Se defiende por cancela de hierro de varales de doble huso con botón central.
Además de los propios muros los soportes [7] son unas pilastras toscanas con basa y capitel moldurados. Al norte estos soportes se refuerzan mediante contrafuertes [8] [9] que suben lisos hasta un tejaroz un metro por debajo del tejado propiamente dicho.
Al sur los estribos son suplidos por la casa adosada.
Unos fajones en medio punto distribuyen las bóvedas. Son de arista [10] en los dos tramos rectangulares y cabecera, y baída [11] en el cuadrado.
El tejado [12] es a tres aguas, con faldón sobre la cabecera. Como se ha indicado, un tejadillo corrido remata los contrafuertes del septentrión.
Dispone de un único acceso [13] que se rasga a los pies, centrado en el eje del edificio. Es un paso de medio punto con jambas y rosca con rebajes sucesivos de planos escalonados, lo mismo que los capiteles. En la clave hay zapata-cartón recorrida por cordoncillo. Al interior el habitual túnel escarzano con ligero derrame. A los lados van sendas aguabenditeras [14] gallonadas.
Encima de esta entrada una placa dice AÑO / DE / 1815 [15].
La iluminación del templo es escasa, sobre todo después de la restauración realizada en 1989-1991, cuando se instalaron vidrieras muy opacas en las ventanas. Éstas son escasas y de varias tipologías. La más antigua, en el primer tramo, es en forma de saetera [16]. Las otras son a la cabecera un dintel [17]
con esviaje y con rejas de doble pera, un vano termal [18] al segundo tramo, y un óculo [19] a los pies, sobre el coro, de derrame cóncavo al interior; por sus detalles formales y talla serán resultado de las importantes intervenciones que como veremos conoció el templo en el siglo XIX.
Las vidrieras recogen diseños geometrizados de la Virgen con el Niño, Paloma y Cruz.
En los pies, ocupando el último tramo, se alza el coro [20]. Sus apeos laterales [21] son dos grandes postes en los que calza la viga carrera principal, auxiliándose de tornapuntas decorados con motivos populares, geométricos roleos y volutas [22]. Los solivos [23] van policromados a base de picos en rojo y negro; asoman por encima de la carrera, mostrando en sus cabezas un amplio repertorio de dientes, rollos, listeles, puntas de diamante… completado por unos jabalcones macizos con aspas biseladas, fijados con clavos de cabeza cónica. El frente [24] es de tablas machihembradas con vanos de bocallave de arquillos de herradura, y con una chambrana inferior formando un angrelado de botones y arquillos apuntados con círculos grabados. El pasamos [25], por fin, aúna sogueados con nuevos dentados y biselados y un gran clavo de cabeza poliédrica al centro (un segmento es imitación reciente de los Hermanos Ausmendi de Dima). Y por todas partes se conserva abundante policromía roja y negra, un tanto “escondida” por un barniz demasiado oscuro.
Nos hemos extendido en la descripción de este elemento por su excepcional calidad. Es uno de los mejores ejemplares vizcaínos de esa tradición de carpintería mudéjar tan habitual en el territorio en el segundo tercio del siglo XVI1SANTANA EZKERRA y BARRIO LOZA, 1996, pp. 210-211, 247..
La sacristía [26] es un espacio rectangular adosado al muro sur, elevado por encima del pórtico, al igual que sucede en la parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta, en el mismo municipio. Curiosamente se llega a ella a ella a través del púlpito. Su interior, muy alterado, no presenta elementos de interés.
La espadaña [27] se alza a los pies del templo, resaltando mucho dada su dominante ubicación. Es de notables proporciones, con dos cuerpos de dos y un vano en medio punto que se escalonan mediante aletones curvos y con acróteras para esferas. Remata en trozo de frontón curvo para bola y cruz.
Dispone de amplio y perimetral pórtico. En su circuito se distinguen dos partes, más noble la correspondiente a la fachada y más popular el resto. Allí [28] es una tejavana a un agua ajustada al muro sobre canecillos y al exterior en columnas toscanas de madera, con capitel anillado [29] y basa en piedra troncopiramidal. En los extremos, dando paso a los laterales del templo, se levantan dos sólidos arcos carpaneles sobre placas que dan porte a la fachada [6]. El resto es el sistema habitual de tejadillo que cae a pies derechos sobre murete enchapado [30]. El piso es un enlosado del siglo XX.
La ermita de Andra Mari de Zeberiogana es un templo que destaca por sus amplias dimensiones, poco habituales entre las ermitas vizcaínas, así como por su amplio poder de convocatoria. A pesar de la miscelánea de estilos en su construcción ha sabido mantener una imagen relativamente uniforme, y cuenta con algunos elementos descollantes, entre los que sobresale el coro de madera.
El templo, que se remontará a la Edad Media, a juzgar por algunos elementos de su mobiliario, ha sido reformado en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos. La base del edificio puede datarse en el siglo XVI. En la sacristía se conserva un documento enmarcado que nos relata que en 1540 Juan de Arcocha obtuvo para la ermita unas indulgencias y la posibilidad de renovarla, fecha que se ajusta perfectamente a la cronología del coro y quizás la ventana aspillerada al norte.
Pero las obras de reparación fueron constantes a lo largo de la historia. La espadaña ha sido la que ha dado más quebraderos de cabeza: parece que el cantero Juan de Iturriondo intervenía en ella en 1643; una década más tarde eran Juan de Orbe y Domingo Antonio de Pedrosa; en 1671 Pedro de Escalza, maestro carpintero, trazaba “la torre del campanario”, que realizarían él mismo y Domingo de Ibarrondo, terminándola en 1674; con reformas intermedias, en 1776 Juan de Iturburu diseñaba una nueva, aunque parece que no llegó construirse…
También el resto de la ermita tenía problemas y exigía constantes arreglos, así que en 1790 se encargo a Francisco Antonio de Capelastegui “el diseño y condiciones… para la execucion de la obra prohiectada en dicho santuario”. Capelastegui propuso reforzar los muros, recrecer el edificio, abovedarlo y lógicamente renovar el tejado. El coste de la intervención se estimó en 27.599 reales. Pero las obras no se llevaron a cabo.
En 1798 se rehacía la sacristía, según traza de Domingo de Jugo. Y en 1815 José María de Sarragoitia “y consortes remattanttes” levantaban el hastial de los pies y nueva espadaña, según trazas de Larrabide –una placa recuerda la fecha de su intervención–.
Como vemos los proyectos y los arreglos eran constantes, pero el edificio no salía adelante. En 1830 el maestro de obras Cristóbal de Bernaola cobraba “por el plano que formo para egecutar vovedas en dicha hermita y otras obras de necesidad”. No se hizo gran cosa entonces, y en 1844 el mismo Bernaola, ya intitulado arquitecto, reconocía el templo y redactaba un informe demoledor sobre su estado. Para evitar una desgracia señalaba que
“se hace indispensable su total reedificio, o cuando menos una reparación formal rebajando en siete pies los cuatro lienzos de paredes relajadas o desplomadas en sus remates y ligando los otros con machones o arebotantes exteriores y pilastrillas de decoracion interiores, volverlos a levantar hasta la altura de las cimeras de los cinchos y vovedas que tambien le creo indispensable construir para su decencia, asegurando todos a un tiempo con un nuevo armazon del texado”.
El propio Bernaola dirigiría las inmediatas obras, con la participación del cantero Marcos de Gorostiaga, el albañil Justo Larroza (que hizo por fin las bóvedas) y Miguel de Zabala, que recuperó por enésima vez la espadaña2AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Papeles varios 8-4, nº 3 y 9-1 nº. 29, 34, 35, 36; Libro de cuentas de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana 1610-1692, sign. 1794/005-00; Libro de cuentas e inventario de la ermita… 1686-1748, sign. 1794/006-00; Libro de cuentas e inventario de la ermita... 1749-1841, sign. 1795/001-00; Condiciones para la reforma de la ermita de Zeberiogana de la parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, 27-07-1790, sign. 1798/016-00; Análisis de la situación ruinosa de la ermita de Zeberiogana y constatación de la necesidad de reformas de la parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, 1844, sign. 1798/008-00, Cuentas de Joaquín de Beti, mayordomo de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, correspondientes al año 1844, sign. 1799/029-00; Cuentas de Juan José de Gorostiza, mayordomo de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, correspondientes al año 1845, sign. 1799/036-00; Cuentas de Salvador de Amesola, mayordomo de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, correspondientes al año 1846, sign. 1799/037-00. ALZOLA CAVIEDES, 1995, 174-175..
Ésta fue la obra que dio a Andra Mari en lo fundamental su aspecto actual: se rebajan, aseguran y luego recrecen los muros, se construyen los contrafuertes, se aboveda, se abren las ventanas al sur…
La última reforma que se conocemos data de 1989-1991, fecha en que la ermita de Zeberiogana fue totalmente remozada.
El aspecto general resultante oscila entre lo barroco (portada, arcos y columnas del pórtico delantero) y lo neoclásico (vano termal, espadaña, estribos), pero siempre sobre la base de una parte importante de los muros viejos. A juzgar por la pervivencia del coro, las intervenciones no han afectado a las dimensiones del conjunto –al menos no a la anchura–.
En medio de todo ello está la portada y sus aguabenditeras, barrocas, que nada tienen que ver con la reforma de ese hastial en 1815, ya que se trata de un elemento del segundo cuarto del siglo XVIII, en paralelo a los portales de San Bartolomé de Ugao-Miraballes y La Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga. Todo ello está, sin duda, en la órbita del brillante cantero Juan Bautista de Ibarra. Las columnas de madera, por su parte, presentan paralelismos en la arquitectura doméstica, en soportales de caseríos sobre todo, entre mediados del XVII y mediados del XVIII. Todos interesantes fragmentos de una biografía constructiva muy agitada.»
1. SANTANA EZKERRA y BARRIO LOZA, 1996, pp. 210-211, 247.
SANTANA EZKERRA, Alberto, y BARRIO LOZA, José Ángel. “Deskribapenen Katalogoa / Catálogo descriptivo”. En SANTANA, Alberto (coord.). Ars lignea. Zurezko elizak Euskal Herrian / Las iglesias de madera en el País Vasco. Madrid: Electa / Arabako Foru Aldundia – Bizkaiko Foru Aldundia – Gipuzkoako Foru Aldundia / Diputación Foral de Álava – Diputación Foral de Bizkaia – Diputación Foral de Gipuzkoa, 1996, pp. 217-249.
2. AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Papeles varios 8-4, nº 3 y 9-1 nº. 29, 34, 35, 36; Libro de cuentas de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana 1610-1692, sign. 1794/005-00; Libro de cuentas e inventario de la ermita… 1686-1748, sign. 1794/006-00; Libro de cuentas e inventario de la ermita… 1749-1841, sign. 1795/001-00; Condiciones para la reforma de la ermita de Zeberiogana de la parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, 27-07-1790, sign. 1798/016-00; Análisis de la situación ruinosa de la ermita de Zeberiogana y constatación de la necesidad de reformas de la parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, 1844, sign. 1798/008-00, Cuentas de Joaquín de Beti, mayordomo de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, correspondientes al año 1844, sign. 1799/029-00; Cuentas de Juan José de Gorostiza, mayordomo de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, correspondientes al año 1845, sign. 1799/036-00; Cuentas de Salvador de Amesola, mayordomo de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, correspondientes al año 1846, sign. 1799/037-00.
ALZOLA CAVIEDES, 1995, 174-175.
ALZOLA CAVIEDES, Itziar. Zeberio. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1995. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).
MOBILIARIO
El retablo mayor se dispone en planta ligeramente quebrada, adelantando el plano correspondiente a la calle mayor, siendo en esviaje las laterales. Los retablos colaterales, en cambio, conforman su única calle en un solo plano recto. Uno y otros se traban de manera muy airosa hasta conformar un todo cohesivo. En altura se estratifican en banco, cuerpo y ático, no alcanzando el nivel de las bóvedas, dejando libre un espacio que copa decoración pintada sobre el propio muro, sobre el que se contonea la silueta sinuosa y fluida de los muebles.
El banco [32] es para paneles con grumos vegetales y botones centrales. Al eje un sagrario enmarcado por guirnaldas y aletones avolutados.
En el piso las calles se definen con columnas compuestas [33] estriadas en las que cuelgan telas, vegetales, guirnaldas, rocalla… Calzan en ménsulas de fronda frenteadas por cabecitas de ángel. La casa principal, un medio punto casetonado para florones y colgantes vegetales, está rodeada por un óvalo contoneado por nubes, ráfagas y querubines, rematando en dos ángeles portando la corona mariana. Las calles menores [34] son para hornacinas en medio punto también con casetones y florones y con vegetales grabados en las jambas.
El ático central [35] se adapta a la planta movida del piso. Su casa, entre pilastras acostilladas en las que se repiten las guirnaldas, remata en curvo con gran tarjetón. En los retablos menores [36] óvalos que flamean rocalla y acogen sendos querubines sobre corazones coronados con ráfagas, todo en casas trapezoidales cóncavas marcadas por aletones curvos y culminando en nuevos tarjetones.
La mazonería y la policromía están bien documentadas. Responsable de lo primero es el retablista montañés Domingo Gutiérrez, que traza y ejecuta en 1753-1754. Peritó el trabajo el maestro escultor Juan de Aguirre, quien encontró faltas en “una voluta de las primeras columnas del nicho principal, unos adornos pegantes a los óvalos en sus clavos con los colaterales, y que tiene que añadir a los arbotantes de los colaterales del cuerpo de arriba”.
Poco después, en 1758, se encargaba de la policromía el también montañés Luis de Foncueba, que dejó aquí una buena muestra de su capacidad. Tasaba su trabajo el dorador de Orduña Juan de Jócano3AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas e inventario de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana 1749-1841, sign. 1795/001-00. BARRIO LOZA, sf 4. ZORROZUA SANTISTEBAN, 1998a, pp. 376-378. ALZOLA CAVIEDES, 1995, 175. PÉREZ URRAZA, 2009, pp. 54-55..
La mazonería constituye una importante aportación a la retablística del primer rococó en esta parte de Bizkaia. Por toda la superficie de este mueble triple encontramos guirnaldas, fronda, roleos, trozos de frontones, rocalla, espejos, cornucopias, grabados dibujando mallas… Como contrapunto es de resaltar el empleo de pilastras acostilladas en la zona del ático, recurrencia al clasicismo del siglo XVII. En conjunto por su silueta recortada, el movimiento en planta y la riqueza decorativa resulta un efectista elemento barroco.
En cuanto a la imaginería, pese a la pérdida por robo de algunas piezas reúne una interesante colección de tallas procedentes de retablos anteriores.
Presidiendo el retablo mayor había una Andra Mari (Virgen con el Niño) [37] que fue robada en 1976. Se trataba de una importante pieza gótica de la Virgen en pie, que aparecía sosteniendo al Niño sobre la mano izquierda. Podría datarse hacia 1490-1510. Talla de gran devoción popular, en tiempos de sequía era llevada en procesión hasta la ermita de San Antonio (Ermitabarri). Hoy ocupa su lugar una talla [33] realizada en 1992 por los hermanos Ausmendi, de Dima, de carácter popular4ARREGI AZPEITIA, 1987, vol. 2, p. 440. LIZARRALDE, 1934, p. 256-258. MUÑIZ PETRALANDA, 2011, p. 303..
El ático es para Cristo Crucificado [38] enmarcado en elegante dosel de cortinajes. Se presenta muerto, con rictus manso y la cabeza ligeramente ladeada. El cuerpo resulta algo descoyuntado a la altura de los hombros, y el canon general es algo chato. Se cube con paño de pureza corto que se pliega hacia el interior, originando quiebros algo duros. Será pieza tardogótica, de los primeros años del siglo XVI.
Respecto de las imágenes laterales, fueron también robadas, éstas en 1973. No existe acuerdo sobre a quien representaban, tal vez a San Francisco de Asís y San Antonio de Padua, o bien a aquel y a Santo Domingo. Hoy el del lado evangelio está presidido por imágenes de San Juan Evangelista [39] (87,5 x 28 x 18) y San Juan Bautista [40] (93 x 26 x 22). El primero sostiene el cáliz por donde asoma una serpiente, que señala con la otra mano. Flexiona ligeramente una de las rodillas, marcando un contraposto típicamente manierista, de los años centrales del siglo XVI.
Por su parte, San Juan Bautista es una figura huesuda, cubierta con manto de plegado blando, pero que deja ver la piel de camello deslizándose entre las piernas. Es pieza tardogótica, de 1520-1530, aunque la cabeza parece haber sido cambiada a fines del XVIII5MUÑIZ PETRALANDA, 2011, p. 303..
Según las cuentas de 1668, los pintores Francisco Malas y Francisco Bustrin procedieron a “la encarnazion de las caras de Nuestra Señora y San Juan Bauptista y Ebanjelista de dicha hermita”6AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana 1610-1692, sign. 1794/005-00..
El retablo del lado epístola está presidido por una imagen de San Miguel [41] (108 x 38 x 31). Es una talla primorosa y llena de elegancia, con su lujoso arnés militar, y vigorosa actitud de atacar al feo príncipe de los infiernos que se retuerce a sus pies. Al mismo tiempo aparece en actitud de pesar las almas, dispuestas orantes en sendos platillos. Además de la calidad de la talla, es de destacar la policromía estofada rococó. Barroco, mediados del siglo XVIII.
Han desaparecido las mesas de estos retablos, pero quedan sus frentes [42] (central 77,5 x 185, derecha 83,5 x 184, izquierda 82 x 183). Se trata de tres piezas de guadamecil, cuero repujado y policromado, compuestas por varias planchas estampadas y cosidas formando un parapeto a medida para cada mesa. Llevan plasmados diseños movidos de flores y hojas en acabado plateado, mientras el fondo es liso y en verde. Son piezas de interés por su tipología y lo escaso en nuestro territorio, amén de que no están exentas de calidad. Barroco, tercer cuarto del siglo XVIII.
Como va dicho, acogiendo a este conjunto la pared de la cabecera está pintada con un pabellón [31]. Se presentan cuatro cortinajes que caen en medios círculos, y se recogen por borlones intermedios que llevan además algunos rameados o zarcillos con frutos y hojas. Sabemos que en 1817 cobraban algunas cantidades “los doradores de los pavellones del devotto santuario”, y un año más tarde se pagaba “al pintor Jose Marcos de Larrosa por seis dias que ocupo en la pintura de dicho pavellon”. Después de estas fechas sabemos que el templo pasó por momentos críticos y que en 1844 se hizo una intervención de envergadura que afectó al tejado, paredes, suelo… y también a las pinturas, pudiendo entonces ser recompuestas o repintadas, aunque se desconoce el grado de intervención que pudieron tener7AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas e inventario de la ermita... 1749-1841, sign. 1795/001-00..
Escultura
Placa con la Santa Faz [43]. Piedra caliza negra. Relieve del rostro de Cristo coronado de espinas, una plasmación de la Vera Imago, con los ojos cerrados. Parece obra del siglo XIX.
Metalisteria
Cancela del presbiterio [44]. Hierro. Compuesta por dos segmentos de barrotes de hierro de doble nudo cónico contrapuesto desde botón central. Es una forja un poco exagerada, pero interesante, de finales del siglo XVI o primeros años de la centuria siguiente.
Herrajes de la puerta [45]. Hierro. Pernios con lanza adornada con volutas y con cabezas de clavo mixtilíneas. Serán del segundo tercio de siglo XVIII.
Rejas de las ventanas [17]. Hierro forjado. De arandelas y doble huso. Siglo XVIII.
En lo alto de la torre, cruz [46]. Hierro forjado. Modelo custodia, bastante habitual en la comarca, de brazos planos unidos con ces y rematados en formas ahusadas, y rayos ondulantes en los ángulos. Mediados del siglo XIX.
En la torre, campana [47]. Bronce. Esquilonada.
No es la primera del templo. Sabemos que en 1614 y 1615 se pagaban 1.180 reales por el material de estaño y cobre para un esquilón nuevo, y daban 10 ducados al campanero Martín de Eyçaga. Poco después, en 1619 se pleiteaba con el campanero Martín de Ezkaia o Etxaga (posiblemente Eyçaga mal escrito) de Oquendo, cuyo padre cometió un error al hacer la campana, por lo que había que repetir el trabajo8AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, 1610-1692. Signatura: 1794/005-00. PÉREZ URRAZA, 2009, p. 55..
Otros elementos
En la nave, púlpito [48]. Madera. La plataforma apea sobre tres vigas con cabeza de volutas, del siglo XVI. El barandal de la escalera, a base de barrotería de piezas torneadas, será obra del siglo XVII [49]; mientras el tornavoz, reciente, acoge una pintura muy popular del Padre Eterno. A través de este púlpito se accede a la sacristía.
Atril de pie [50]. Madera policromada. Sobre base poligonal con estrías, pie torneado a base de anillas, husos y cilindros y bandeja con base de sujeción mixtilínea sinuosa. Barroco popular, siglo XVII.
En el presbiterio banco [51] de tres plazas. Madera. Es de perfil recto, aunque con respaldo más movido, a base de barrotes torneados en pera y jarrón y el listón superior recortado en parejas de ces. Delimitan los asientos brazos de silueta sinuosa rematados en volutas, y las piezas de apoyo inferior siguen el mismo patrón formal. Bajo la tabla de asiento se disponen varias placas de silueta recortada en ese. Barroco, siglo XVIII.
Puerta de la iglesia [45]. Madera. De cuarterones con motivos geométricos, rombos de lados cóncavos. El montante central acanalado, con basa y capitel jónicos. Del siglo XVIII, aunque sobre modelos clasicistas.
Elementos de interés etnográfico
En la sacristía y en la ermita, dos jarras [52]. Barro cocido y esmaltado. Se usaban en la fiesta de la Cofradía. Llevan textos: Soi de / Ceberio Gana / 1817.
Dos ollas [53]. Hierro fundido. Panza esférica con boca recta y tres patas. Hasta poco antes de la Guerra Civil se utilizaban para preparar la comida anual de la cofradía (fiesta de la fuente o plato grande o ratillu), consistente en un cocido de garbanzos con 30 erraldes (144 kg.) de carne9ARREGI AZPEITIA, 1987, vol. 2, p. 440... Hoy se usa como florero. Siglo XIX.
En el coro, bandera de la cofradía [54]. Rejido liso color beige con inscripción bordada: Zeberio Ganeko Andra Maria.
Exvoto [55]. Madera. Se trata de un jabeque de vela al tercio, embarcación de escasa tradición en el Cantábrico. En torno a 1900. Se le han instalado unos inadecuados focos, integrándolo en el sistema de iluminación del templo10ARMENDARIZ, 2007: Zeberio 1..
Exvoto [56]. Madera. Parece reproducir ingenuamente un bergantín redondo. Hacia 1900. Como al anterior, se le han instalado focos11Ibid., Zeberio 2..
Objetos depositados en la parroquia de San Tomás de Olabarrieta
Cruz [57] (57 x 35 x 10). Latón y esmalte. Cruz exótica en el panorama vizcaíno y en general peninsular, de brazos redondos y lisos, rematados en bolas y nudo de gallones achatado. En éste hay varios medallones esmaltados con los apóstoles. Por el anverso lleva a Cristo, aún muy rígido, y por el reverso a la Virgen algo más evolucionada. Se encuentran piezas similares en colecciones francesas, alemanas y belgas. Posiblemente sea de origen flamenco. Renacimiento, mediados del XVI.
Vajilla de la cofradía [58]. Barro cocido y esmaltado. Jarras y platos que se usaban en la fiesta de la cofradía. Llevan textos: Soi de Ceveriogana 1817 Cofradía y Ceberio. Otras piezas se conservan en el Museo de Alfarería Vasca (Ollerías, Álava).
AAS – MRV – RCL – JMGC
3. AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas e inventario de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana 1749-1841, sign. 1795/001-00.
BARRIO LOZA, sf 4.
BARRIO LOZA, José Ángel. “Ermita-santuario de Nuestra Señora de Zeberiogana (Zeberio)”. Bilbao: Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, sf 4. (Colección Patrimonio Histórico de Bizkaia). Disponible en https://www.bizkaia.eus/dokumentuak/04/ondarea_bizkaia/pdf/Ondare/110%20C.pdf?hash=76aa0fa104dde66a13949f6f3419b157
ZORROZUA SANTISTEBAN, 1998a, pp. 376-378.
ZORROZUA SANTISTEBAN, Julen. El retablo barroco en Bizkaia. Bilbao: Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, 1998.
ALZOLA CAVIEDES, 1995, 175.
ALZOLA CAVIEDES, Itziar. Zeberio. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1995. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).
PÉREZ URRAZA, 2009, pp. 54-55.
PÉREZ URRAZA, Kepa. “Zeberio haraneko ermiten zehar ibilaldi historiko-didaktikoa”. En Euskalingua. Bilbao: Mendebalde Kultura Alkartea, 2009, nº 14, pp. 43-62.
4. ARREGI AZPEITIA, 1987, vol. 2, p. 440.
ARREGI AZPEITIA, Gurutzi. Ermitas de Bizkaia. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia / Instituto Labayru, 1987, 3 vols.
LIZARRALDE, 1934, p. 256-258.
LIZARRALDE, José A. Andra Mari. Reseña histórica del culto a la Virgen Santísima en la provincia de Vizcaya. Bilbao: Dochao de Urigüen, 1934.
MUÑIZ PETRALANDA, 2011, p. 303.
MUÑIZ PETRALANDA, Jesús. Reflejos de Flandes. La escultura mueble tardogótica en Bizkaia. Bilbao: Museo Diocesano de Arte Sacro, 2011.
5. MUÑIZ PETRALANDA, 2011, p. 303.
MUÑIZ PETRALANDA, Jesús. Reflejos de Flandes. La escultura mueble tardogótica en Bizkaia. Bilbao: Museo Diocesano de Arte Sacro, 2011.
6. AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana 1610-1692, sign. 1794/005-00.
7. AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas e inventario de la ermita… 1749-1841, sign. 1795/001-00.
8. AHEB-BEHA, Parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio, Libro de cuentas de la ermita de Nuestra Señora de Zeberiogana, 1610-1692. Signatura: 1794/005-00.
PÉREZ URRAZA, 2009, p. 55.
PÉREZ URRAZA, Kepa. “Zeberio haraneko ermiten zehar ibilaldi historiko-didaktikoa”. En Euskalingua. Bilbao: Mendebalde Kultura Alkartea, 2009, nº 14, p. 55.
9. ARREGI AZPEITIA, 1987, vol. 2, p. 440.
ARREGI AZPEITIA, Gurutzi. Ermitas de Bizkaia. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia / Instituto Labayru, 1987, 3 vols.
10. ARMENDARIZ, 2007: Zeberio 1.
ARMENDARIZ, Xabier. Catálogo de exvotos marineros de Bizkaia. Bizkaiko Foru Aldundia – Kultura Saila / Diputación Foral de Bizkaia – Departamento de Cultura, 2006-2007. Inédito.
11. Ibid., Zeberio 2.