Presentación

Catálogo Monumental de la Diócesis de Bilbao

Catálogo: Relación ordenada en la que se incluyen o describen de forma individual libros, documentos, personas, objetos, etc., que están relacionados entre sí.

Éste es el objetivo de la presente obra: la relación ordenada de los elementos inmuebles y muebles que integran el patrimonio histórico-artístico de la Diócesis de Bilbao.
Una relación que quiere ser exhaustiva, detallada y razonada.
Que incluye lo evidente (edificios, retablos, tallas, cuadros, orfebrería, ornamentos…), pero también lo que en este tipo de trabajos suele pasar desapercibido (urnas portátiles, matracas, argizaiolas …).

Este catálogo no surge de la nada. Ya cuando en 1961 se fundaba el Museo de Arte Sacro de Bilbao se indicaba entre sus funciones la de elaborar “un catálogo de monumentos artístico-religiosos que recoja todas las obras de valor apreciable”.
Por diversas razones este proyecto se demoró hasta 1985, fecha en la que el Museo estableció un convenio con el Instituto Deiker de la Universidad de Deusto para la realización, por fin, de un primer Catálogo Monumental de la Diócesis de Bilbao.
Lo diseñó y lo dirigió José Ángel Barrio Loza, entonces catedrático de Historia del Arte de esa Universidad de Deusto, que lamentablemente nos ha dejado hace poco más de un año.
Barrio Loza fue un investigador inagotable. Durante décadas la máxima autoridad en la historia de las formas artísticas. Y un maestro que siempre buscó rodearse de aprendices –ese término con el que en la documentación se alude a quienes se disponen a aprender un oficio a la sombra de un maestro reconocido–.
En aquella ocasión contó con un equipo que creo que debe ser recordado aquí:

En el trabajo de campo y redacción de textos:

  • Eugenio Altazubiaga Aguirre.
  • Alfonso de Andrés Morales.
  • Juan Manuel González Cembellín.
  • Iñaki Madariaga Varela.
  • Alberto Santana Ezkerra.

En el rastreo documental:

  • Carmen Bariazarra Etxebarria.
  • José Manuel Cifuentes Pazos.
  • Yolanda González Díez.
  • Dolores del Monte Fernández.

En la fotografía y planimetría:

  • Ángel Gómez Lozano.

Además, en los primeros pasos de aquel catálogo Barrio Loza contó con la colaboración de historiadores del arte de ya reconocido prestigio, como Ismael Gutiérrez Pastor y José Gabriel Moya Valgañón, que ayudaron a matizar el proyecto.
Aquel trabajo llevó casi una década, hasta 1994. Se visitaron los templos, se describieron edificios y mobiliario, se localizaron referencias documentales, se hicieron fotografías y planos… El resultado fueron 12 volúmenes, más de 3.000 páginas de denso texto, 14.000 fotografías y 300 planos.
En todo este tiempo José Ángel Barrio Loza no se limitó a una dirección desde la distancia, desde un despacho. Participó en todo el trabajo de campo, redactó buena parte de los textos y supervisó los restantes, orientó el rastreo documental, bibliográfico y fotográfico…
Y, sobre todo, nos enseñó a mirar las obras de arte. A entenderlas, a diferenciarlas, a clasificarlas. Él nos guio, nos orientó y, sobre todo, él nos formó.
Sirva este recordatorio como homenaje al investigador y, muy especialmente, al maestro que fue.

Lamentablemente aquel importante esfuerzo no culminó con la publicación del catálogo. Evidentemente es una obra de referencia en el trabajo diario del Museo de Arte Sacro, y es consultada frecuentemente por las/los investigadoras/investigadores que nos lo solicitan y por la administración que se ocupa de la gestión del patrimonio histórico-artístico vizcaíno.
Pero no es accesible para el público en general, lo que supone una traba para uno de los objetivos prioritarios del Museo: la divulgación de ese patrimonio vizcaíno.

Así pues, ya existía –existe– un catálogo. Entonces, ¿por qué hacer ahora otro?
Por varias razones.
La primera, porque aquel primer catálogo no pudo ser exhaustivo.
No se incluyeron la mayor parte de los templos contemporáneos (que además de su valor intrínseco muchas veces acogen elementos antiguos) ni la mayor parte de las 451 ermitas.
De hecho, este nuevo catálogo va a pasar de 333 a 785 templos. Bastante más del doble.
En aquel momento tampoco se pudo atender a ciertos sectores de nuestro patrimonio. Especialmente a los ornamentos, las vestiduras, porque en aquellos años la mayor parte de ellos estaban retirados, en proceso de limpieza o restauración tras los efectos de las inundaciones de 1983. Además, era éste un campo prácticamente desconocido, sin apenas estudios previos que permitieran su análisis.
Ni se recogieron los elementos de interés etnográfico, cuyo valor patrimonial era apenas reconocido entonces.

Por otro lado, en las tres décadas transcurridas desde entonces ha habido muchos cambios. Restauraciones, traslados, incluso lamentablemente pérdidas debidas a robos, actos de vandalismo…
Y, muy importante, durante esos años ha habido un considerable avance en el conocimiento de nuestro patrimonio –en buena parte debido al propio José Ángel Barrio Loza–. Varias tesis doctorales y un buen número de publicaciones nos han llevado a saber mucho más de lo que entonces sabíamos.
Además, se ha dado a conocer mucha documentación que en aquel primer catálogo no se alcanzó a consultar. Quiero hacer mención especial de la recogida en el Archivo Histórico Foral de Bizkaia, que además de la documentación relativa a la administración global del territorio custodia también gran parte de la de nuestros municipios, y que a lo largo de estos años ha realizado –y sigue realizando– un trabajo de catalogación que ha facilitado la localización y fácil consulta de una ingente cantidad de documentos –en buena parte además digitalizados–.

En este tiempo ha habido también una transformación del propio concepto de patrimonio.
Hemos visto que en 1961 se pretendía que el entonces fundado Museo de Arte Sacro elaborara un catálogo de las “obras de valor apreciable”. En aquel momento estas obras probablemente no hubieran sido demasiadas. Era una época en la que el concepto de “valor artístico” quedaba restringido a los “Monumentos” con mayúscula, y la mayor parte del patrimonio vizcaíno difícilmente hubiera encontrado acomodo en él.
Pero este criterio se ha abierto, se ha ampliado. Lo histórico ha ganado espacio sobre lo estrictamente artístico. Se han revalorizado los aspectos culturales y sociales, la relación con las formas de vida, con los gustos estéticos, con las posibilidades económicas y artísticas de una mayoría de la población, y no sólo de una élite.
Esto ha llevado a incluir en nuestro catálogo obras que en un sentido estricto consideraríamos de menor calidad artística, pero que resultan de gran representatividad social: ese santo tardogótico, de talla modesta y popular, pero que concitó la devoción de una barriada y creó a su alrededor una cofradía que fundamentó la sociabilidad comunitaria; esa rústica ermita que durante siglos ha sido el lugar de toma de decisiones de su feligresía…
Y esto nos lleva a dar cabida a nuevos ámbitos patrimoniales, de entre los cuales el que a nosotros más nos afecta es el del patrimonio etnográfico: usos, costumbres, rituales inmateriales… Pero también objetos que, sin aparente valor en un sentido tradicional, son altamente representativos de unas formas de vivir y de sentir.

Un argumento más para poner en marcha esta nueva versión del catálogo era que había que darlo a conocer. Y no sólo de cara a la investigación y a la gestión de nuestro patrimonio. También –quizás habría que decir que especialmente– a la población en general. Divulgarlo, crear conciencia sobre su valor y su importancia, y por supuesto convertirlo en recurso de ocio y disfrute.

Es decir, que había que hacer un nuevo Catálogo Monumental de la Diócesis de Bilbao ampliado, actualizado y divulgativo.

Los objetivos

 

Algunos de ellos son obvios.

El primero, conocer. Saber qué tenemos, cuál es nuestro patrimonio. Cuantitativa y cualitativamente. Y con ello además poder ubicar ese patrimonio en un contexto más general.

Vinculado con lo anterior, descubrir. Estamos encontrando elementos que no sabíamos que teníamos. Un ejemplo: en la primera comarca estudiada, Alto Nervión, teníamos “censadas” 11 imágenes tardogóticas, de hacia 1500; en el curso de nuestro trabajo hemos encontrado otras 6, casi todas ellas en ermitas y a las que nunca se había prestado atención. De 11 a 17. Más de un 50% de incremento.
En este sentido, una parcela de nuestro patrimonio nos está sorprendiendo especialmente: esos ornamentos, las vestiduras sagradas a las que hace unas décadas apenas se pudo prestar atención. Son más, de mejor calidad y de mayor antigüedad de lo que sospechábamos.
Y no sólo hablamos de “obras de arte”. Un ámbito que hasta ahora ha estado muy desatendido es el del patrimonio material de carácter etnográfico: artefactos, objetos que no se han valorado, y que ahora están saliendo a la luz. Las matracas, instrumentos que en Semana Santa sustituían a las campanas, son quizás el mejor ejemplo por su abundancia y en algunos casos su espectacularidad.
Éste del patrimonio etnográfico es un campo muy amplio, con especial incidencia en el ámbito de lo inmaterial. Este aspecto fue en gran parte recogido hace ya algunas décadas por la investigadora Gurutzi Arregi en sus Ermitas de Bizkaia (1987), cuando tradiciones, ritos e incluso cantos estaban mucho más vigentes que en la actualidad. Hoy instituciones como Labayru Fundazioa siguen profundizando en estos temas. Sus aportaciones también se irán incorporando a nuestro catálogo.

Investigar. Más allá de la labor de investigación que la propia elaboración del catálogo está implicando, es evidente que poder disponer de toda la información aportada por él va a facilitar nuevos proyectos de estudio de nuestro patrimonio y, a través de él, de nuestra historia.
Por otro lado, los frutos de estas nuevas investigaciones revertirán en el catálogo, ya que al tratarse de un instrumento digital es factible una continua actualización.

Facilitar la gestión. Las instituciones implicadas en la gestión de nuestro patrimonio contarán con una herramienta fiable, de manejo rápido y cómodo y, sobre todo, exhaustiva. Dónde es más urgente intervenir, qué prioridades hay que fijar…
Pero no sólo una gestión de carácter general. También la más directa, a nivel parroquial: las personas responsables en cada templo tendrán una información inmediata y veraz sobre el valor de cada elemento, y podrán actuar en consecuencia.

Divulgar. De forma directa, especialmente por medio de los resúmenes de cada uno de los templos a los que nos referiremos más adelante. Y también a través de las actividades que puedan derivar de la propia existencia del catálogo: a estas alturas, y con sólo una pequeña parte del trabajo realizado, nos consta ya han sido varias las entidades de gestión cultural que han puesto en marcha actividades divulgativas a partir del mismo.
Y con esta divulgación va a llegar el disfrute de ese patrimonio por parte de la ciudadanía, como vemos que sucede cada año cuando en las Jornadas Europeas de Patrimonio se incluyen elementos como los que ahora estamos catalogando.

Valorar. Conocimiento, divulgación y el consiguiente disfrute generan en la sociedad una valoración positiva del patrimonio, esa parte fundamental de nuestra herencia histórica.

Y, en consecuencia, conservar. Porque sólo lo que se valora se considera digno de ser conservado.

El contenido

 

El material elaborado se ofrece a la consulta en tres soportes.

El primero es una página web. En ella podemos acceder a la comarca, municipio o templo de nuestro interés por varios itinerarios: bien sea directamente a través del buscador, bien a través del acceso a la comarca y el municipio. En este caso al llegar al municipio en cuestión encontraremos un enlace para cada uno de sus templos.
Al abrir el que nos interese se desplegará el detallado texto descriptivo de edificio y muebles, aportando además los datos fundamentales sobre autorías, cronologías, estilos, etc. Todo con sus correspondientes imágenes. Un texto que también incluye notas documentales y bibliográficas, éstas con enlaces directos en aquellos casos en los que pueden ser consultadas en línea. Las notas son exclusivamente referenciales, sin añadir textos complementarios explicativos que puedan desviar la lectura.

El segundo soporte es una base de datos, un fichero en el que se recogen todos y cada uno de los elementos catalogados. Tanto los edificios como todo su mobiliario, desglosándose además los conjuntos. Es decir, que en el caso de un retablo podrá encontrarse una ficha general del retablo, pero también una ficha de cada una de las tallas o pinturas que acoge.
Cada ficha incluye información sobre el elemento en cuestión: título, autoría, tipología, iconografía, dimensiones, estilo, cronología, historia, referencias bibliográficas, localización geográfica… Pueden realizarse búsquedas sencillas o combinadas que nos permitan localizar los elementos de nuestro interés en función de uno o varios de los criterios indicados (por ejemplo: tallas de San Miguel barrocas del siglo XVIII en el Duranguesado).
El acceso a esta base de datos se realiza desde la página web del catálogo.

Estos dos soportes están destinados fundamente a la gestión e investigación del patrimonio. Pero, como indicábamos, uno de los objetivos de este Catálogo Monumental de la Diócesis de Bilbao es llegar a todo el público. Para ello se ha dispuesto una tercera vía de acceso, más divulgativa pero no por ello menos completa: los resúmenes.
Se puede acceder a ellos desde el encabezamiento del texto de cada templo: clicando en el correspondiente enlace se despliega un PDF con una información básica, redactada en lenguaje menos técnico que los textos principales, y una planta del edificio en la que se ubican / reseñan los elementos más destacables. El formato de estos resúmenes es A4, excepto en los casos de templos de mayor entidad o con elementos especialmente destacables, en los que se ha recurrido a un formato A3. Un material que puede descargarse e imprimirse, bien sea por alguien interesado en el edificio o, como ya nos han adelantado en algún caso, por la propia parroquia, que lo tendrá a disposición de las/los visitantes.
Pero estos PDFs son también accesibles desde los propios templos: en el exterior de cada uno de ellos un código QR nos permite visualizarlos en nuestro móvil o dispositivo. Desde el PDF puede además saltarse a la web si se desea ampliar la información. Es decir, resumen y web están intercomunicados en ambas direcciones.
Además, desde los resúmenes puede también enlazarse con webs específicas sobre el templo o algunos de sus detalles (como por ejemplo a las webs de cada uno de los retablos declarados BIC, englobadas dentro de la web del Museo de Arte Sacro).
Complementan estos resúmenes una primera vista general de 360º del interior de la mayor parte de los templos.

La metodología

 

El proceso de elaboración del presente catálogo arranca de la visita a cada uno de los 785 templos. Este trabajo se está realizando siguiendo un criterio geográfico: por comarcas históricas y dentro de éstas por municipios.
Allí se toman datos sobre el edificio y su mobiliario (todos los elementos muebles que se consideran de algún interés, por mínimo que éste sea). Y se toman fotografías de referencia.
Paralelamente se hace una búsqueda documental y bibliográfica. La primera tiene como eje central el Archivo Histórico Eclesiástico de Bilbao y el Archivo de Curia del Obispado de Bilbao. Es decir, la documentación generada por el propio templo. Pero también se indaga en el ya citado Archivo Histórico Foral de Bizkaia, eventualmente en otros archivos: municipales no incorporados al Foral, en el Archivo Histórico Provincial de Bizkaia (protocolos notariales), Archivo Catedralicio y Diocesano de Calahorra y La Calzada, Archivo General de Simancas…
Con todo este material se redacta un primer texto descriptivo, detallado, tanto del inmueble como de la totalidad de su mobiliario. Esta tarea permite afinar notablemente las primeras apreciaciones tomadas durante el trabajo de campo. La visión detallada de las fotografías y el contraste con la documentación y la bibliografía sacan a la luz detalles que a primera vista habían pasado desapercibidos –incluso no es infrecuente que nos lleven a realizar una segunda visita de comprobación–.
Esta fase nos permite también definir las imágenes que consideramos más ilustrativas, que son después tomadas por un equipo de fotógrafos (y que incluyen imágenes obtenidas con drones y vistas 360º).
Aún se hace una última revisión del texto –estas nuevas fotografías, de mayor calidad, pueden revelar nuevos detalles, como nos ha sucedido en varias ocasiones con las caves de las bóvedas–.
A partir de este texto principal se redacta el resumen.
Y ya con toda la información definida se procede a cumplimentar la base de datos.
Sólo queda implementarlo todo en la página web e instalar los QRs en cada uno de los templos.
Toda la información queda así a disposición del público.

En resumen, el Catálogo Monumental de la Diócesis de Bilbao nos ayudará a conocer el patrimonio que tenemos, a descubrir cosas que están ahí pero aún no lo sabemos, a estudiarlo, a gestionarlo, a darlo a conocer, a valorarlo, a disfrutarlo y a conservarlo.

Juan Manuel González Cembellín
Museo de Arte Sacro
Bilbao

Créditos

Dirección:

  • Juan Manuel González Cembellín.

Coordinación:

  • Juan Manuel González Cembellín.
  • Raquel Cilla López. 

Textos:

  • Juan Manuel González Cembellín (JMGC).
  • Raquel Cilla López (RCL).
  • María Romano Vallejo (MRV).
  • Amaia Apraiz Sahagún (AAS).

Asesoramientos:

  • Xabier Armendariz.
  • Félix Mugurutza.
  • Jesús Muñiz Petralanda.
  • Alberto Santana Ezkerra.
  • Julen Zorrozua Santesteban.

 

Diseño y desarrollo informático de la página web:

  • Neverland SL (Mirari Bilbao, Fernando Ruiz) & Nacho Marcos.

 

Diseño y desarrollo informático de la base de datos:

  • Raquel Cilla López.
  • Albadoc.

Diseño y maquetación de los resúmenes:

  • Neverland SL.

 

Documentación:

  • Elia González Roiz.

 

Fotografías:

  • Santi Yaniz (SY).
  • Txelu Angoitia (TA).
  • Juan Larreategui (JL).
  • Raquel Cilla López (RCL).

 

Planos:

  • Ángel Gómez Lozano / Museo de Arte Sacro (AGL).
  • Archivo de Curia del Obispado de Bilbao – Kuria Bilboko Gotzaitegiko Artxiboa (Bilbao) (ACOB-KBGA).

 

Traducciones:

  • Departamento de Euskera – Servicio de Traducciones – Obispado de Bilbao / Miren Leanizbarrutia Biritxinaga.
  • Instituto Labayru / Gorka Insunza.
  • Nerea Bejarano Gil.

 

Secretaría técnica:

  • Idoia Pérez Telleria.

Queremos expresar nuestro agradecimiento a todas/todos las/los responsables de los templos. Sin su más que amable y comprensiva colaboración este trabajo no hubiera sido posible.