ERMITA DE SAN ANTOLÍN Y SANTA MARÍA
Alto Nervión
Orozko | Bº Andra Mari
Resumen (PDF)
Barrio Andra Mari, s/n (48419)
p.sanjuan.orozko@bizkeliza.org
EDIFICIO [1]
Es una ermita de planta [2] rectangular y nave única de dos tramos prácticamente cuadrados, parte del primero de los cuales cumple funciones de cabecera [3] elevándose una grada sobre el resto del piso. Al sur se le adosaba una sacristía, hoy suprimida, y a los pies se extiende el pórtico. Resulta extraña su orientación, noroeste-sureste, quizás condicionada por su necesidad de adecuarse a la disposición del hospital.
El interior [4] es amplio, más de lo habitual en este tipo de templos.
Los muros [5] son de mampostería vista con sillares en el recerco de accesos, vanos y esquinales.
Cuenta con pavimento de madera de nueva factura.
Los soportes [6] internos son pilares sobre plintos de moderada salida y dotados de capiteles moldurados muy volados, que en los ángulos de los pies se complementan con placas recortadas [7].
Sobre todo ello vuelan las bóvedas. La del tramo de los pies es de aristas, con nervios unos lisos y otros agudos y clave circular para botón vegetal ligeramente pinjante. En el primer tramo, sin embargo, es una cúpula [8] hemiesférica –ligeramente irregular– sobre pechinas; el tambor se moldura con dentículos y la cúpula propiamente dicha se divide en ocho gajos separados por nervios cajeados que confluyen a tondo central. Formeros y fajón son medios puntos lisos, anchos –el de la cabecera acoge debajo el retablo–.
Toda esta cubierta va raseada en blanco, con nervios y claves en dorado.
El tejado [9] es a tres aguas, con faldón a la cabecera.
A los pies se abre el único acceso [10] en uso del templo, un gran hueco de dintel adovelado y definido mediante largos sillares en los laterales.
Contó con un segundo ingreso [11] en el lado del evangelio, originalmente en arco de medio punto dovelado y posteriormente adintelado, con túnel escarzano que aún se aprecia al interior. En la actualidad se encuentra tapiado.
Asimismo, cuenta con otro hueco adintelado cerrado en la misma pared, pero a mayor altura, abalconado, desde el que posiblemente oirían misa las monjas que habitaban en el recinto conventual.
Enfrente, al lado epístola [12], hay otro vano tapiado: de monolítico dintel, era el paso a la desaparecida sacristía. Y un nuevo paso en alto, que comunicaría con otras dependencias anexas.
La iluminación del templo se consigue gracias a un óculo [13] abierto sobre el acceso y dos ventanas adinteladas rasgadas en la parte alta de la fachada epístola y abocinadas hacia el interior.
A los pies el templo cuenta con coro [14] de madera que abarca toda la anchura de la nave y se alarga un par de metros por el muro evangelio, a modo de galería que recuerda los modelos vascofranceses. Poco profundo, se defiende con antepecho de barrotes torneados. Se accede mediante una escalera angular de dos tramos.
En la fachada de acceso presenta espadaña [15], un cuerpo entre mínimos aletones con hueco en medio punto para la campana. Se decora con pirámides para bolas con cruces de forja, una de las laterales perdida y la central una vistosa cruz-veleta.
La ermita se completa con un alto pórtico [16]. Su cubierta, a tres aguas y menor altura que la del templo, apoya sobre cuatro pies derechos de madera con base pétrea.
Esta ermita es un ejemplar destacable dentro del repertorio de la comarca por sus amplias dimensiones y por su digna ejecución. El planteamiento –anchura y altura de la nave, cúpula– sobresale dentro de la arquitectura propia de las ermitas, si bien las recientes reformas que ha sufrido han modificado en cierta manera su fisonomía original (sobre todo en lo relativo a sus anexos y comunicación con otras construcciones).
El tapiado acceso en medio punto parece llevarnos a la primera mitad del siglo XVI, fecha en la que ya existiría este templo. Sin embargo, la primera referencia escrita concreta se retrasa hasta 1706, cuando en la declaración de toma de posesión de los hospitaleros estos se comprometen a mantener la luminaria de la ermita encendida2AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Baustista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y decretos del Hospital de San Antolín. 1700-1838, sign.: 2973/001-00..
Las cuentas del hospital se refieren con frecuencia, aunque sin precisión, a las pequeñas obras realizadas en la ermita3Ibid.. Pero en 1766 amenazaba ruina, por lo que se decidió reedificarla prácticamente de nueva planta. Manuel de Arechavala, vecino de Menagaray (Ayala/Aiara, Álava), hizo la traza, y se ocupó de su materialización Andrés de Otuna, cantero, que también ejecutó parte de la carpintería con la colaboración de Tomás de Basabilbaso. Costó la obra 19.730 reales y 33 maravedíes, más los 120 reales del diseño4CONDE FUENTE, 1997, p. 240.. El nuevo templo reaprovecharía parte de los muros perimetrales, y desde luego el acceso en arco.
No sabemos si entonces se abovedó el edificio, pero lo cierto es que las actuales bóvedas, que invaden la parte superior de las ventanas, deben ser posteriores, quizás del siglo XIX por sus molduraciones. Igualmente, el coro por su barrotería parece obra posterior, posiblemente ya del siglo XX.
Todo el edificio fue rehabilitado en 2010.
1. ARREGI AZPEITIA, 1987, vol. 2, p. 489.
ARREGI AZPEITIA, Gurutzi. Ermitas de Bizkaia. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia / Instituto Labayru, 1987, 3 vols.
OJANGUREN IRALAKOA, 1997, p. 84.
OJANGUREN IRALAKOA, Pedromari. Paseos por Orozko. Bilbao: Edición del autor, 1997.
2. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Baustista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y decretos del Hospital de San Antolín. 1700-1838, sign.: 2973/001-00.
3. Ibid.
4. CONDE FUENTE, 1997, p. 240.
CONDE FUENTE, Roberto. Orozko. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1997. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).
MOBILIARIO
Retablística
En 1733 se menciona “el retablito del Altar Maior y en el la ymaxen de nuestra señora”, y en 1769 la documentación se refiere a un “alttar biejo colocado en la sacristia, el qual… hera el principal que tenia la anttigua hermita demolida”, que tenía dos imágenes, una del titular y otra de Nuestra Señora y “un Cruzifijo, un San Juan y una Nuestra Señora al pie de la Cruz, los que sirvieron de superficie (¿remate?) en el alttar de dicha hermitta anttigua”. Sería el que en 1707 enviaba desde Bilbao la marquesa de Gramosa, descendiente de la casa de Leguizamón, “pattrona destta antteyglesia”. Se ocupó de su montaje y policromado Tomás González de La Cámara6Ibid..
Aquel mueble sería retirado a la sacristía con motivo de la reconstrucción casi integral de la ermita en 1766, citándose como hemos visto tres años después junto a otras imágenes.
Hoy ocupa su lugar otro retablo [17]. Consta de banco, piso y ático, aquellos de tres calles, las laterales retrasadas en chaflán para destacar la principal. Es en madera dorada, con muy profusa decoración vegetal a base de roleos, guirnaldas, tarjetones, flores, flameros…
El banco acoge sagrario (perdida hoy la puerta) en marco de orejetas. Las calles del piso se definen con un variado sistema de pilastras cajeadas, columnas compuestas con el tercio inferior acanalado y otras columnas más cortas con las acanaladuras en la parte alta. Todos estos soportes caen a ménsulas enrolladas en el banco. La casa central, en medio punto abocinado y cajeada al intradós para decoración de hojas, remata en tarjetón vegetal, que con una serie de canecillos sustenta entablamento y ático [18], de casa adintelada y remate en frontón curvo con grumo vegetal central.
Difícilmente se podrá encontrar mayor profusión de ornamentación y variedad de elementos en un retablo de estas dimensiones. Sin duda su autor debía estar bien informado de los estilos del momento, y pudo labrarse hacia 1730 a 1740, en barroco pleno (es decir que en 1766-1769 el retablo se adquiriría a otro templo, y no se encargaría expresamente para esta ermita). Es posible que cuando se colocara el retablo se redorada la tabla trasera del ático (que pudo tener el típico Calvario pintado), que muestra ya motivos grabados del repertorio rococó.
Su imaginería es variada. El titular es un San Antolín [19]. Madera policromada. Parece coetáneo a la factura del mueble, o tal vez algo posterior. El santo en pie, sujeta palma y libro, con pose en actitud dinámica, vestido con ropas abultadas aunque persiguen cierto movimiento. La policromía será más tardía.
Arriba, al ático, una Piedad [20] (120 x 53 x 28). Madera policromada. Talla de composición bastante vertical que sigue un modelo iconográfico muy popular durante el final del gótico, aunque en este caso con limitada expresividad y cierta rigidez anatómica, sobre todo en Cristo. Es pieza tardogótica de 1520-15307MUÑIZ PETRALANDA, 2011, p. 293.. Por detrás una inscripción dice Valois 1776, que revela que Juan de Valois la policromó empleando incluso telas encoladas, y quizás reponiendo la cabeza al completo (desde luego a su intervención corresponderán los ojos de cristal y las lágrimas). La talla procede de la parroquia de San Juan de Zubiaur, construida en 1955-1963, a la que llegaría desde su predecesora la de San Juan de Duluman.
Finalmente, en las calles laterales una Inmaculada y un Sagrado Corazón de Jesús contemporáneos, tipo Olot.
Escultura
San Juan Evangelista [21]. Madera policromada. Imagen de complexión recia, que muestra al santo en pie, ataviado con telas corpulentas. No presenta más atributo que un libro, su Evangelio, mientras apunta con la otra mano hacia un lado. Es de gesto adusto, con voluminosa cabellera y escaso en lo expresivo. Fines del siglo XVI o principios del XVII, retocado en la policromía.
Pintura
Cristo apareciendo ante las Tres Marías [22]. Óleo sobre lienzo. Escena que muestra la aparición de Cristo a las tres Marías, tras su Resurrección, en el momento en que está mostrando sus heridas a María Magdalena. Las otras dos mujeres, normalmente identificadas como María Salomé y María de Cleofás, contemplan la escena en pie. Sujetan sendas ánforas con aceites perfumados y mirra, que llevaban para ungir el cuerpo de Cristo, pero al llegar encontraron la tumba vacía y a Cristo resucitado. La Magdalena es la de pose más vehemente hacia Jesús, que parece indicar con sus manos las palabras que dirigió hacia ella, “Noli me tangere” (No me toques), aunque para ilustrar este pasaje ayudan también las leyendas alrededor de la escena: arriba, “qui passus es pronobis domine miserere nobis. Año, 1639” ([Tú] que has sufrido por nosotros, Señor ten piedad de nosotros); abajo, “illee aurem accererunt & renuerunt pedes eius & adoraverunt eum dicit & jesus noli me tangere: nondum enim / ascendi ad Patren meun, vade auten ad fratres meos & dic eis: Ascendo ad Patrem meum & / Patrenn vestrum deum meun & deum vestrum” (“Ellas se acercaron, se agarraron a sus pies y lo adoraron [Mateo, 28, 9]. Jesús le dijo [a María Magdalena]: «Suéltame, que aún no he subido al Padre; ve a mis hermanos y diles que subo al Padre mío y vuestro» [Juan 20, 17]”).
La escena se enmarca en una galería cerrada con balaustre y como fondo un jardín con arquitectura clásica a la derecha. La obra no es de una calidad pictórica sobresaliente, pero su fecha de realización y el tema iconográfico, poco frecuente, la revalorizan. La composición encuentra su fuente gráfica en un grabado de Jan Sadeler I de 1582-1583, que sigue a otro de Maarten de Vos. Barroco, de 1639.
Metalistería
En la espadaña, campana [23]. Bronce. Esquilonada. De la inscripción sólo hemos podido leer 1881 IHS… MARIA…, y la parte baja IGNACIO MURUA VITORIA. Es la campana más antigua conocida de esta artífice.
Cruces-veletas de la espadaña. Hiero forjado. La única que se conserva de las dos laterales [15] es una sencilla flecha de cola esquemáticamente flordelisada con eje vertical decorado con florones y rematado en rayo ondulante. La central [24], aparatosa, rellena sus brazos con trazos sinuosos (parcialmente perdidos) y los une con ces de las que arrancan puntas y nuevos rayos cimbreantes, como en el remate; el timón es muy reducido. Elementos muy populares, pero en el contexto del barroco. Hacia 1766.
Herrajes de la puerta [25]. Hierro forjado. Tachuelas en estrella y los habituales flejes flordelisados. Hacia 1766.
Otros elementos
Puerta [25]. Madera. De dos hojas talladas en los paneles superiores con cuadrados de lados cóncavos y alrededor casetones para rombos y triángulos, y en las puertas propiamente dichas cruces y más casetones para rombos. Se decora con tachuelas de estrella y flejes rematado en flor de lis. El tapajuntas, cajeado, está repuesto. Un notable trabajo de ebanistería que habrá que poner en relación con la reforma de 1766.
JMGC – RCL
5. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Baustista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y decretos del Hospital de San Antolín. 1700-1838, sign.: 2973/001-00.
6. Ibid.
7. MUÑIZ PETRALANDA, 2011, p. 293.
MUÑIZ PETRALANDA, Jesús. Reflejos de Flandes. La escultura mueble tardogótica en Bizkaia. Bilbao: Museo Diocesano de Arte Sacro, 2011.