IGLESIA DE LA ASUNCION DE NUESTRA SEÑORA

Alto Nervión

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Arankudiaga | Bº Elexalde

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Resumen (PDF)

Plaza Elexalde (48498)

p.asuncion.arrankudiaga@bizkeliza.org

EDIFICIO [1]

Es un edificio de planta [2] cruciforme compuesto por una nave de tres tramos, el primero un crucero cuadrado y rectangulares los otros dos, muy corto el zaguero, con sendos brazos de trasepto bastante desarrollados y finalmente cabecera ochavada de tres paños.

Se adosan a este buque la torre, por la parte del evangelio, enrasada con el muro de los pies; la sacristía con sus recrecimientos, cercando toda la cabecera; y el pórtico enlazando torre y brazo derecho del crucero, porche al que a su vez se adosa la ermita de los Santos Antonios. Además al norte, entre la torre y el brazo correspondiente, se ha añadido modernamente un garaje, un elemento sin ningún interés y que distorsiona el conjunto construido.

El interior [3] [4] es uniforme y claro, pero al exterior [5] estos anexos desdibujan un tanto la distribución de la iglesia.

La fábrica se apareja en mampuesto irregular, muy recogido con mortero al exterior pero visto por el interior, salvo lo estructural. Por fuera se refuerza mediante zócalo ataludado [6] que rodea todo el edificio exceptuada la parte derecha del crucero. Precisamente en ese talud, junto con esquinas, recercos de vanos y cuerpo de campanas, se utiliza sillería.

El pavimento [7] es de losas que remedan las 54 sepulturas que tenía la iglesia. El presbiterio se eleva mediante tres gradas.

Definen los tramos unos soportes [8] que son pilastras de orden toscano, enfoscadas, con leve basa y saliente capitel. Se enlazaban estos capiteles por medio de una moldura corrida que circunvalaba internamente el templo –sólo se pierde en el paño central del presbiterio–, pero que tras el picado de las paredes ahora aparece como una rústica repisa.

El edificio se aboveda [9] con sistema tabicado de lunetos en los dos tramos zagueros y brazos del crucero y de aristas en el crucero y presbiterio [10]. Se generan desde arcos fajones y formeros de medio punto, enlucidos. En los ángulos las bóvedas caen a la moldura perimetral (pies, crucero) o quedan sin más sin apoyo (cabecera).

La luz penetra a través de un sistema regular de ventanas [11] [12] adinteladas abocinadas tanto al exterior como al interior, donde además se hacen escarzanas; su alfeizar hacia adentro aparece sólidamente enchapado. Se abren en cada tramo a mediodía y al correspondiente paño del ochavo. Se protegen con barrotes de nudos cónicos contrapuestos.
Estos vanos se cierran hoy con vidrieras figurativas postconciliares.

El acceso [13] se centra en el hastial de los pies. Es un paso en medio punto con jambas y arquivoltas separadas por capitelillos toscanos, todo moldurado en planos lisos. Al centro del arco la clave mayor se decora con zapata cartón recorrida por cordón, como los de Zeberiogana y Ugao-Miraballes. El interior es una vez más escarzano y con derrame. A sus lados dos aguabenditeras [14] hemiesféricas, gallonadas, acogidas bajo concha avenerada y encima pantalla para Cruz

Existe otro acceso [15] al brazo sur del crucero, en dintel adovelado. También cuenta con su aguabenditera igual a las anteriores.

El coro ocupa la mayor parte del tramo zaguero de la iglesia. Tiene frente en arco carpanel que apea en dos fuertes pilastras bajas, versión reducida de las mayores del templo [16]. La cornisa se moldura también en toscano. Encima va antepecho de balaustres de madera torneados. El acceso se dispone a través una escalera de madera acogida en el cuerpo de la torre que desemboca en paso de dintel adovelado con derrame interior escarzano [17]. Está desajustado en altura, lo que hace pensar en un coro anterior, más bajo.

La sacristía [18] es de planta irregular, acodada a dos paños de la cabecera. Se llega a ella por paso adintelado al norte del ochavo, se ilumina mediante dos ventanas adinteladas abocinadas a levante y se cubre con cañones reforzados por dos gruesos fajones que apean en ménsulas [19] de gruesa placa recortada.

Enlazando con la sacristía y completando el circuito tras el presbiterio hay un trastero cubierto con cielo raso, con acceso independiente desde el exterior.

La torre [20] es de planta cuadrada, adosada al ángulo noroeste, enrasando con el muro de cierre del templo. Su mástil continúa la fábrica del templo, pero el campanario [21] es de sillería.

Se accede a ella por paso adintelado bajo el coro.

El cuerpo de campanas es ochavado, bastante airoso. Abre vanos cardinales de medio punto sobre placas-capitel; los chaflanes se ornamentan con bellos pináculos complejos. Sobre un entablamento con pináculos más reducidos se levanta la cúpula, apuntada, dividida en gajos mediante placas-costillas. Y como remate linterna, ochavada para vanitos en medio punto entre pilastras glifadas. Arriba nuevo pináculo con bola y encima cruz-veleta de hierro [22] un tanto maltrecha.

El pórtico [23], renovado en 1988-1989, repite el popular modelo de tejavana sustentada sobre canes en el muro de la iglesia y al exterior en pilares de madera con jabalcones y zapatas apeados en murete que incorpora un banco corrido.

Lo de más interés es su pavimento [24], una versión que combina pasillos de losas y campos de encachado con dibujos geométricos muy sencillos.

 

La iglesia de Arrankudiaga aparece por vez primera en la documentación en 1440, cuando sus feligreses, que al parecer actuaban de facto como patronos del templo, empeñaron sus derechos económicos en favor de Juan de Avendaño, pariente mayor del bando nobiliario de los gamboínos vizcaínos y que en aquellos años estaba afianzando su poder en esta comarca del Alto Nervión, en detrimento de los Ayala. Años más tarde los Avendaño vendieron sus derechos a los Anuncibai, aunque más tarde los recuperarían1ITURRIZA y ZABALA, vol. 1, p. 304..

Del templo que entonces o en siglos posteriores hubiera nada queda hoy. Pero no debía ser un edificio muy solvente, ya que en 1689 presentaba un aspecto ruinoso que obligó a importantes inversiones en las que se contó con la colaboración de la anteiglesia. A pesar de ello en 1737 estaba “amenazando ruina”, por lo que se por optó demolerlo y construir otro en un nuevo emplazamiento “en distancia de dos tiros de bala” de la anterior (según el peritaje realizado en 1742, a 155 varas, unos 130 metros)2ELORRIAGA BUSTAMANTE, 1995, pp. 328-330. ITURRIZA y ZABALA, vol. 1, p. 304..

El proceso comienza con la visita pastoral de 15 de enero de 1737, encargándose un tanteo previo de soluciones al cantero Juan Bautista de Ibarra, vecino de Ugao-Miraballes, y al carpintero Juan de Aranguren, de Arrigorriaga, quienes deponen (25 de noviembre de 1738) que lo procedente sería apear iglesia, torre y sacristía y hacerlo todo de nuevo, evaluando la empresa en 57.200 reales. El presupuesto correría a cargo de los derechos que percibía la Marquesa de Valdecarzana –descendiente de los Avendaño–, que había sido condenada a entregar a la parroquia el tercio de los diezmos recaudados desde 1619. La patrona opuso resistencia, que hubo de ser solventada mediante real cédula, y se pudieron iniciar los trabajos.

Preparadas traza y condiciones por Juan Bautista de Ibarra el 7 de diciembre de 1738, el 28 de aquel mismo mes se remataban las obras del nuevo templo, con mayor capacidad que el demolido. Recayó el compromiso en José de Olázar, cantero de Ugao-Miraballes, y Tomás de Aranguren, carpintero de Arrigorriaga, poniéndose la primera piedra el 31 de mayo de 1739. Se trasladó entonces el culto a la cercana ermita de Santo Domingo, en la que se mantuvo hasta el fin de las obras.

La nueva iglesia estaba ya cimientada un mes después, pero recurrido el procedimiento por la casa de Valdecarzana y ejecutado un desembargo, se ralentizó de tal manera la obra que en 1742 tan sólo se había alzado hasta los zócalos. Arruinada la feligresía, en 1746 no se había avanzado nada, urgiendo en vano el visitador a terminarla cuanto antes. Unos años después, en la visita de 1752, se expresa ya con claridad la preocupación de que las obras llegaran alguna vez a buen término, pues “no ai esperanza de que en muchos años se reedifique la yglesia”.

Efectivamente, sólo hacia 1778 volvió a sacarse a remate, encargándose entonces de los trabajos Valentín de Abásolo, vecino de Sodupe (Güeñes), Antonio de Respaldiza, de Llodio (Álava) y José de Zuricalday, de Arakaldo. Por fin la iglesia fue bendecida el 1 de junio de 1783, trasladándose entonces retablos, santos y campanas. Y aún parece que el coro se retrasó un año, lo mismo que la veleta de la torre y el enlosado del presbitertio –para el que se trajeron las losas desde Berango, a más de 35 kilómetros–.

Durante todo este largo proceso de más de cuarenta y cinco años no debió variarse sustancialmente el plan trazado desde el principio, el redactado por Ibarra en 1738. El propio tracista estuvo, en los primeros compases, asociado al cantero rematante3AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00. BAPH-AHFB, Judicial, Corregidor, Civil, sign. JCR 1128/012; sign. 948/007. BARRIO LOZA, 1989-1991, vol. 1, pp. 392-393. ELORRIAGA BUSTAMANTE, 1995, pp. 328-331..

El resultado es un edificio con evidentes pretensiones cultas, en parte desdibujadas por la restauración de 1988-1989. Un interesante elemento barroco en el que, salvo en la torre, se aprecia la economía de medios propia de la época –lo que se refleja constantemente en la documentación–. Su tracista ofrece como novedad la renuncia a las cabeceras rectangulares que habían impuesto Antonio de Vega y otros por la zona (Lemoa, Bedia, La Antigua de Orduña) para preferir el sistema ochavado, olvidado desde la centuria anterior. Sin opción al ornato a lo largo y ancho del edificio, el campanario constituye la excepción por lo moderadamente rico.

Como hemos indicado, en 1988-1989 se realizó una importante intervención que, entre otras cosas, sacó a la luz el aparejo por el interior y redujo a una mera línea de piedras la imposta que entrelazaba los soportes, dando al templo un aire de rusticidad que nunca estuvo ni en la mente del tracista ni en la de los comitentes.

1. ITURRIZA y ZABALA, vol. 1, p. 304.

ITURRIZA y ZABALA, Juan Ramón de. Historia general de Vizcaya y epítome de Las Encartaciones. Ed. de Ángel Rodríguez Herrero. Bilbao: Librería Arturo, 1967 (manuscrito de 1794), 2 vols.

2. ELORRIAGA BUSTAMANTE, 1995, pp. 328-330.

ELORRIAGA BUSTAMANTE, Carlos. Arakaldo y Arrankudiaga-Zollo. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1995. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).

ITURRIZA y ZABALA, vol. 1, p. 304.

ITURRIZA y ZABALA, Juan Ramón de. Historia general de Vizcaya y epítome de Las Encartaciones. Ed. de Ángel Rodríguez Herrero. Bilbao: Librería Arturo, 1967 (manuscrito de 1794), 2 vols.

3. AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00.

BAPH-AHFB, Judicial, Corregidor, Civil, sign. JCR 1128/012; sign. 948/007.

BARRIO LOZA, 1989-1991, vol. 1, pp. 392-393.

BARRIO LOZA, José Ángel (dir.). Bizkaia. Arqueología, urbanismo y arquitectura histórica. Bilbao: Universidad de Deusto – Deiker / Diptación Foral de Bizkaia – Urbanismo y Medio Ambiente, 1989-1991, 3 vols.

ELORRIAGA BUSTAMANTE, 1995, pp. 328-331.

ELORRIAGA BUSTAMANTE, Carlos. Arakaldo y Arrankudiaga-Zollo. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1995. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).

MOBILIARIO

En 1698 se contrataba la construcción de un retablo mayor, pero en 1737 tan solo se había levantado el banco, faltando los dos cuerpos y el remate, urgiendo el visitador que se terminara su construcción. Entonces se puso en marcha el largo proceso de renovación del templo, que se prolongó hasta 1783, fecha tras la que se ubicaron en la iglesia “el cortto (sic) rettablo y colateral” y se añadieron “dos antte altares a lo romano para las dos capillas”. Un par de años después se pagaban 216 reales al maestro arquitecto Antonio de Echaniz por “las mejoras causadas en el retablo maior por razon de sus mobimientos asi en la cornisa, como en todo lo demás”. En 1787 eran 80 reales para el santero Luis de Salterain “por dos anjelones para el retablo maior”. Y otros dos retablos, del Rosario y de Santo Domingo, eran encargados en 1828. Todo era dorado en 1829 por Antonio Ruigómez4BAHP-AHPB, Protocolos Notariales, Leg. 4747, fol. 127. AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00; Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00. ELORRIAGA BUSTAMANTE, 1995, p. 337.. Hoy, sin embargo, no hay retablo en la iglesia, aunque sí abundantes tallas y otros elementos.

Escultura

 

En el garaje-trastero anexo al templo por el norte, Cristo Crucificado [25] (185 x 165 x 21). Madera policromada. Talla de anatomía enjuta, con el torso adelgazado marcando cintura y costillar. Es de rostro manso con los ojos cerrados y la cabeza ligeramente vencida, hacia donde se desliza también una guedeja de cabello ondulada. El paño de pureza es corto, con plegado menudo y quebrado. Tardogótico, hacia 1500

San Antón? [26] (130 x 53 x 35). Madera policromada. A juzgar por el hábito que viste y las largas barbas, puede tratarse de San Antonio Abad. Es una imagen recia, vestida con telas igualmente corpulentas. El rostro es severo, con ojos de cristal, mostrando a un hombre de edad, calvo y con generosa barba y media melena en bucles. Barroco, primera mitad del siglo XVII.

María Magdalena [27] (118 x 37 x 26). Madera policromada. Procede de la antigua ermita de su nombre demolida en 1739, de donde pasó a la de “Santo Domingo de La Calzada y Santa Magdalena”, que actuó como parroquia mientras duraron las obras de construcción de la nueva iglesia, y que sería derribada en 17845AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00.. Imagen de la Magdalena penitente, que sigue el modelo de Pedro de Mena. Ha perdido el crucifijo que sostendría en su izquierda, al que dirigía su mirada, mientras lleva la otra mano al pecho, como entrega a Cristo. Su rostro es delgado y fino, la mirada melancólica y luce una larga cabellera ondulada que se desliza por los hombros. Su cuerpo se inclina suave en actitud de avance, pero resulta estática debido sin duda a la rigidez del hábito que enmascara sus formas anatómicas. Barroco, último tercio del siglo XVII.

En la cabecera del templo, en alto, Virgen de la Asunción [28]. Madera policromada. Figura muy bien compuesta, con paños generosos, volanderos y finos, y manos muy delicadas. El rostro, sin embargo, no se muestra tan agitado. Se levanta sobre un cúmulo de nubes y angelitos, y a su alrededor le acompañan otros seis querubines. Pieza notable, de maestro de calidad, como lo es también su policromía, en verde, rojo y dorado, con bellos motivos estofados. Sabemos que en 1739 se doró y estofó la “nueba imagen de Nuestra Señora de la Assuncion” y se compuso su corona de plata6Ibid.. Barroco, hacia 1739.

En la sacristía, San Miguel [29] (95 x 50 x 40). Madera policromada. Talla muy movida del arcángel, en plena contienda con el demonio. Su rostro es delicado y viste atuendo militar, de telas y cueros agitados. Por su parte, el ángel caído bajo sus pies es un ser monstruoso de semblante asustado y con una curiosa pelambrera por donde le agarra San Miguel. Barroco, mediados del siglo XVIII.

Volviendo al trastero, Virgen del Rosario [30] (138 x 56 x 39). Madera policromada. De hechura torpe, con facciones poco diestras, y paños gruesos artificiosamente movidos. Fue regalada en 1768 a la Cofradía del Rosario por un recién llegado de América, Pedro de Larrea Acha, que pagó por ella, incluida la policromía, 661 reales y 18 maravedíes7AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas de la Cofradía del Rosario 1768-1863, sign. 0203/001-02.. Barroco, 1768.

Santo mercedario [31] (121 x 42 x 33). Madera policromada. Figura en pie, con muceta roja cardenalicia y escudo de la Merced colgado al frente. Se presenta con barba corta y mantiene rictus severo con ojos de cristal. Las ropas, ligeras, cáen en plegados bastante rectos pero son más movidas en la parte inferior. En sus manos sostendría algún elemento que ha perdido, acaso una palma y una custodia, pudiendo tratarse en ese caso de San Ramón Nonato. Sabemos que en 1784 se destinaron 180 reales “para hazer quan nuevo un San Ramon Nonato, dándole pintura y estufa (sic)”8AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00.. Barroco, ¿1784?.

En la sacristía, San Pedro [32] (109 x 41 x 29). Madera policromada. Procede de la ermita de San Pedro, en el barrio de Uribarri. Imagen de San Pedro papa, en pie, con tiara, cruz patriarcal y llave. Es de ademán animado, patente sobre todo por lo volandero del manto y la propia disposición de su derecha en alto. Las telas se agitan pero resultan rígidas, como lo es también el rictus, contenido y en sensible deformidad. Se acompaña de algunos detalles formales de interés, como la rocalla en el borde del manto, el broche que lo cierra o las ínfulas con borlones del tocado. Lo que nos habla de barroco, y nos lleva a un momento avanzado del siglo XVIII. Efectivamente, sabemos que en 1785 se pagaron por ella, incluida su policromía, 270 reales. Sustituía a un “vulto de dho santo de madera y estofado” citado en 1753, que fue conservado a la llegada de la nueva talla, pero en 1791 el visitador ordenaba que “se deshagan del San Pedro viejo, muy ridiculo, deslucido e indecente… y entierren sus pedazos en la ermita»9Ibid.. Posiblemente allí seguirán.

San Francisco [33] (148 x 78 x 37). Madera policromada. Imagen en pie del santo mostrando los brazos abiertos para enseñar sus llagas. De canon esbelto, viste el hábito propio de los franciscanos, con telas de composición naturalista, que se animan algo más en las mangas. Su rostro resulta afable y está modelado con corrección. Neoclásico, principios del siglo XIX.

Santo franciscano (¿San Antonio de Padua?) [34] (145 x 48 x 36). Madera policromada. Figura masculina en pie, vestida con hábito franciscano al que le falta algún elemento en su izquierda, donde fija su vista. Pudiera tratarse del Niño Jesús, y por tanto estaríamos ante San Antonio de Padua. Es una talla que transmite mansedumbre, con gesto dulce y telas en calma. Neoclásico, principios del siglo XIX.

San Antonio de Padua [35] (121 x 53 x 29). Madera policromada. Procede de la vecina ermita de los Santos Antonios. Imagen en pie del santo con el Niño en brazos, como es la fórmula más habitual. Es de proporciones un tanto desmañadas (brazo, cuello, manos…), aunque las facciones de ambos personajes algo más finas. El Niño va cubierto por un breve paño suelto, mientras el santo lleva hábito franciscano de plegado fino y vertical, salvo en el brazo, falto de proporción, mucho más blando y torpe. Neoclásica, aunque de factura popular, será de principios del siglo XIX.

San Antonio Abad [36] (160 x 57 x 34). Madera policromada. Procede de la vecina ermita de los Santos Antonios. Correcta talla del santo en pie, acompañado por el habitual, y en este caso maltrecho, cerdito a los pies. Sujeta la tau con una mano, mientras la otra porta libro abierto. Se presenta como un hombre de edad, de gesto introvertido, dotado de una generosa barba bien trabajada. Va vestido con el hábito de la orden, y la cruz al pecho. Tardoneoclásica, fue adquirida en 1861 por 700 reales10Ibid..

En el trastero, Dolorosa [37] (151 x 50 x 50). Madera policromada. Imagen de vestir de rostro fino y gesto contenido. Neoclásica de inercia, de la segunda mitad del siglo XIX11ZORROZUA SANTISTEBAN, 2001, p. 102..

San Juan [38] (151 x 38 x 34). Madera policromada. Imagen de vestir, que mira atribulado hacia lo alto atribulada. Neoclásica de inercia, de la segunda mitad del siglo XIX12Ibid..

En el brazo norte, Cristo yacente [39]. Madera policromada. Imagen articulada de corte academicista y buen trabajo de talla con rasgos naturalistas. Se expone dentro de una urna. Primera mitad del siglo XX13Ibid..

En el presbiterio, en alto, Cristo Crucificado [40]. Madera en su color. Pieza de tamaño mediano, de buen estudio anatómico. Tanto lo fibroso de su anatomía como la composición del perizoma remiten a modelos manieristas, de un siglo XVI avanzado, aunque parece que la talla pudo ser intervenida o retocada en algunas partes, además de eliminada casi en su mayor parte la policromía.

En el trastero, conjuntos de ángeles procedentes de retablos [41] (varios juegos, medidas variadas). Querubines alados en diversas actitudes, mofletudos, movidos y volanderos, que habrán formado parte de algunos retablos que tuvo el templo. Varios portan elementos pasionarios, todos están desnudos y hábilmente cubiertos por algunas telas. Barrocos, siglo XVIII.

Metalistería

 

Campana de San José [42] (70 x ø82). Bronce. Esquilonada. 1892. Lleva inscripción: SIENDO PARROCO Y ARCIPRESTE D JUAN Mª ECHANIZ AÑO MDCCCXCII SAN JOSE PARROQUIA ASUNCION14BARRIO LOZA, MOLINUEVO ZABALLA y ROMANO VALLEJO, 2005, pp. 44-45..

Herrajes de las puertas [43]. Hierro forjado. Flejes de remate flordelisado y bocallaves de perfiles mixtilíneos. Barrocos, hacia 1783.

Rejas de las ventanas [44]. Hierro forjado. De varales anillados y con nudos de doble huso contrapuesto con arista muy abajo. Barrocas, hacia 1783.

Cruz-veleta [22]. Hierro forjado. De brazos rectos rematados en puntas flordelisadas (suprimida la superior parece que para instalar un pararrayos) y ces y rameados en los ángulos interiores. Barroca, hacia 1783.

Ornamentos

 

Capa pluvial [45]. Ornamento confeccionado con dos tejidos distintos: por un lado, una banda en damasco de palma color carmesí en la zona de los hombros, cierre y laterales, y por otro, un damasco color teja con motivos de fantasía a base de tallos, hojas, flores, etc., que recuerda los diseños bizarre. Así pues, parece tratarse de una prenda recompuesta en el siglo XIX, sobre una base color teja. Barroca del XVIII.

Casulla [46], con cubrecáliz. Vestidura de corte recto, confeccionada con damasco de palma color morado. Siglo XIX.

Capa pluvial [47], casulla [48] y dalmática [49]. Conjunto confeccionado con un rico tejido dorado en lampás denominado angélique, por el motivo iconográfico que plasma. El diseño al tresbolillo combina compartimentos ojivales, que incluyen trío de ángeles músicos o con cartela de Hossana. La casulla y la dalmática llevan además otras casas para figuras de ángeles, la Virgen y querubines en sedas de colores, todo de corte neogótico. Francia, taller Henry de Lyon?, primer tercio del siglo XX.

Casulla [50]. Vestimenta en color carmín, en Gros de Tours liseré, con motivos dorados de flores y ramitas, que siguen un desarrollo ondulante junto a una ficción de blonda. Al centro y delante franja para querubines alados que limitan una casa con la Virgen y el Niño; y por detrás, gran cruz con Cristo rodeado de ángeles, de gusto neogótico. Lleva etiqueta del comerciante Pedro Ruiz, de Vitoria. Principios del siglo XX.

Tapa de corporales y cubrecáliz [51]. Complementos realizados con un tejido labrado y espolinado, de base color marfil y motivos florales compuestos con hilos de notable contraste. Mediados del siglo XVIII.

Tapa de corporales [52]. Pieza de diseño floral en lampás espolinado, de fondo con trama cannetillé. Emplea una rica gama cromática de hilos de seda en rojos, verdes, lilas y azules, junto a otros plateados. Siglo XVIII.

Tapa de corporales y manípulo [53]. Realizados con tela espolinada, en color crudo, salpicada por algunas florecillas y hojas, combinando las sedas de colores con el hilo metálico. Finales del siglo XVIII o principios del XIX.

Otros elementos

 

Pila bautismal [54] (85 x ø79). Piedra caliza negra veteada. Pie cilíndrico moldurado en la parte inferior y copa troncocónica invertida con bocel en la boca y en la base. Puede ser pieza del siglo XIX.

Aguamanil [55]. Piedra. Pieza pétrea, en media esfera cubriendo el lavabo, que al frente presenta moldura en cuarto de bocel con dentellones y va sobre nicho adintelado liso. Parece una pieza recompuesta, del siglo XIX.

Sagrario [56] (80,5 x 54 x 33). Madera policromada. Mueble de perfil mixtilíneo, con puerta de remate semicircular que luce Cordero Místico sobre libro, acompañado de lábaro y espigas y por encima haz de nubes de rayos rectos. Sobre ella guirnalda de láurea y frontón semicircular moldurado recortado en cóncavo flanqueado por ese avolutada y flor (la de un lado está perdida). La policromía es un marmoreado oscuro y motivos en dorado. Neoclásico, siglo XIX.

Puerta de sagrario [57] (35,5 x 26). Madera policromada. Elemento suelto, de perfil rectangular, decorado con cáliz y Hostia, rodeado por nubes y motivos eucarísticos. Tardoneoclásico, siglo XIX.

Sol de custodia [58] (ø61,5 x 3,6). Madera dorada. Viril de orla tallada con pequeñas parejas de costillas y rombos con perinolas, alternos. A su alrededor corre resplandor, incompleto, de haces de rayos rectos y ondulantes. Neoclásico, siglo XIX.

En la torre, reutilizada, viga tallada [59]. Madera. Se ha excavado una tracería que recuerda las de las ventanas tardogóticas, con burbujas y vejigas rematando en una forma vegetal trilobulada. Trabajo de calidad, realizado por un artífice solvente y bien informado.

Elementos de interés etnográfico

 

Campanilla [60] (23 x ø12). Bronce y madera. Pieza popular, con la única decoración de varias líneas perimetrales incisas en boca y hombros. Siglo XIX.

Reclinatorios [61]. Madera y mimbre. De respaldo y barrotería rectos, piezas funcionales de ebanistería popular. Siglo XX.

Urna portátil de San Felicísimo [62] (24 x 35,5 x 14,5). Varios materiales. Urna para la devoción domiciliaria, de formato horizontal, con la parte baja para recibir limosnas. Dentro del espacio acristalado está la efigie de San Felicísimo mártir tumbado, tal como se expone en la iglesia de los Pasionistas de Deusto (Bilbao). . En la cara posterior lleva listado de las casas por las que debía itinerar. Siglo XX.

Estandarte del Apostolado de la Oración [63]. Terciopelo y seda rojos, hijos de seda y metálicos. Tiene por un lado leyenda bordada de propiedad e IHS, y por el otro, imagen del Sagrado Corazón dentro de orla de pasamanería, hecho de papel pintado aplicado y bordado en sedas. A su alrededor grupos de flores y hojas bordadas, y en el perímetro de la pieza vuelve a repetirse pasamanería de hilos metálicos, más flecos y borlones por abajo. Siglo XX.

Estandarte de Santo Domingo de Guzmán [64]. Seda cruda y roja, hilos metálicos y otros. Al centro lleva imagen cosida de Santo Domingo de Guzmán, con rosario y azucenas. Estas flores, el rostro y las manos son apliques de papel pintado. A sus pies, ficción de hierba adornada con apliques de lentejuelas para zarcillos. El resto de la tela se decora con flores y cenefa de pasamanería metálica, y por abajo flecos y borlones. Siglo XX.

Estandarte de la Virgen del Rosario [65]. Seda cruda y azul celeste, hilos metálicos y otros. Del mismo tipo que el anterior. En este caso, al centro lleva imagen de la Virgen del Rosario con el Niño en brazos y el rosario en la otra mano. Siglo XX.

Estandarte de San Isidro [66]. Seda cruda, hilos de seda de colores y metálicos y papel. Por un lado, lleva tondo con imagen de San Isidro pintado sobre papel y alrededor roleos de zarcillos y flores bordadas. Por el otro lado, también bordado, el texto SINDICATO CATOLICO AGRARIO de ARRANCUDIAGA. Siglo XX.

Estandarte de las Hijas de María [67]. Seda azul celeste, hilos metálicos, papel y otros. Lleva por un lado aplique textil con la imagen de la Inmaculada, que tiene rostro y manos de papel. Y el resto de la tela luce bordados con ces, vegetales, flores… en hilo plateado. Por detrás, el texto de propiedad HIJAS DE MARIA ARRANCUDIAGA, y emblema mariano al centro. Siglo XX.

Elementos custodiados en el depósito diocesano (orfebrería y metalistería)

 

Copón [68] (30 x ø11 x ø15). Plata sobredorada. Muestra perfil clasicista, pie redondo, astil abalaustrado con nudo en jarrón aplastado y caja semiesférica con tapa recrecida de bocelones sobre boca con amplia pestaña. En el remate lleva cruz de brazos romboidales más perinolas. A lo largo de la pieza se aprecian finos burilados botánicos, de roleos contrapuestos. No lleva marca. Es una notable pieza barroca, de mediados del siglo XVII15CILLA LÓPEZ, 2022, vol. 1, p. 260, vol. 2, nº 194..

Cáliz [69] (24 x ø13 x ø8). Plata en su color con la copa sobredorada. Tiene perfil clasicista y liso: pie redondo, astil abalaustrado con nudo de jarrón o ánfora y copa cerrada con una notable ceja al centro. Lleva punzón al centro del pie, del artífice Miguel de Alipazaga (M/ALIPA/SAGA), platero de Bilbao de la primera mitad del siglo XVIII16Ibid., vol. 1, p. 318, vol. 2, nº 434..
Tiene patena (ø15) a juego, dorada y lisa.

Cáliz [70] (25 x ø12,5 x ø8,5). Plata en su color con la copa sobredorada. Es igual al cáliz anterior, y también con marca de ALIPA/SAGA17Ibid., vol. 1, p. 318, vol. 2, nº 435..

Plato petitorio (dinanderie) [71] (4,5 x ø47). Latón. Al centro estampado el asunto del Regreso de la Tierra Prometida, con Caleb y Josué acarreando un gran racimo de vid. Alrededor de estos discurre orla con zarcillos ondulantes que incluyen vides y pámpanos alternos. La orilla es plana, con una discreta cenefa radial a base de florecillas. El motivo y la tipología de estos platos arranca en el siglo XVI, en el área de Dinant (Bélgica) y Alemania. Sin embargo, los motivos más carnosos y sinuosos del cerco los hemos visto ya en piezas del siglo XVII, momento al que podría pertenecer esta pieza.

Elementos depositados en el Museo de Arte Sacro

 

Santa Águeda [72] (89 x 54 x 43). Madera policromada. Bella talla de rostro delicado y gesto ausente, vestida con paños apenas movidos de plegado consistente. Sostiene bandeja con los pechos y palma. Barroca, hacia 1775, aunque la policromía es neoclásica, del XIX.

Santa Lucía [73] (88 x 65 x 45), Madera policromada. Es pareja de la pieza anterior, de iguales características. En este caso, en la bandeja lleva el atributo que le corresponde, los ojos. Barroca, hacia 1775, aunque la policromía es neoclásica, del XIX.

Dos ángeles [74] (86 x 102 x 35 y 81 x 110 x 36). Madera policromada. Pareja de ángeles sentados, con el dorso plano y las alas desplegadas. Usan túnicas amplias, cuya mayor gracia es la simulación de encaje en el cuello y las joyas romboidales en esta zona y las rodillas. Los rostros son alargados, de mirada abstraída y seria. Y se coronan por un airoso tupé. Su disposición invita a pensar que hayan formado parte de un retablo, a modo de remates laterales. Posiblemente serán los “dos anjelones para el retablo maior” por los que en 1787 cobraba 80 reales el santero Luis de Salterain18AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00.. Barrocos, hacia 1787.

Dos querubines [75] (46,5 x 32 x 24,5 y 48 x 32 x 23,5). Madera policromada. Imágenes aladas de anatomía rechoncha, rostro carnoso y expresión dulce, que están en ademán de movimiento. Se presentan sentados, con la pierna ligeramente flexionada y girando los brazos. Parecen estar pensados para acompañar o rematar algún retablo. Posiblemente serán restos del retablo mayor contratado en 1698 y aún sin concluir en 173719AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00; Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00.. Barroco, mediados del siglo XVIII.

Purgatorio [76] (27 x 25,5 x 12). Madera policromada. Altorrelieve con tres figuras o tres ánimas en el Purgatorio, estando las laterales representadas desde el torso y la central más elevada mostrando las manos unidas en gesto de ruego. Están además caracterizadas de forma diferente, una calva, otra con melena larga y la tercera con pelo corto, acaso más joven. Alrededor se distribuye el fuego, de llamas ondulantes. Barroco, siglo XVIII.

Niños dentro de una barrica [77] (27,5 x 26 x 14). Madera policromada. Talla de tres figuras infantiles dentro de una barrica. Están desnudos, discurriendo por algunas partes una pequeña tela. La central, con las manos orantes, se dispone a salir de la cuba, y las otras dos se presentan también con dinamismo. Puede haber formado parte de una imagen de San Nicolás de Bari, tal como suele narrar su hagiografía; estaría situada a sus pies, pues además cuenta con unas perforaciones en la base y dorso que la fijarían al titular. Barroco, siglo XVIII.

Paloma (Espíritu Santo) [78] (29 x 49 x 20). Madera policromada. Imagen del ave con las alas desplegadas y enseñando de frente su pecho y las patas recogidas, estando por detrás casi sin trabajar. Dispone de una espiga para fijarla a otro mueble, tal vez un retablo o un sagrario. Neoclásico, siglo XIX.

Custodia [79] (52 x 28 x 19). Plata sobredorada. Se erige en pie circular de tres alturas en perfil cóncavo convexo. El astil es abalaustrado con nudo periforme de base gallonada, al que le sigue otra pieza más esbelta con hojas lanceoladas. El viril por su parte, se orla con resplandor de haces de rayos rectos y ha perdido la cruz de remate. Neoclásico, primer tercio del siglo XIX.

Custodia o relicario [80] (53 x 21 x 17). Latón. Vistosa pieza de pie lobulado, con decoración geometrizada y naturalista, el astil cilíndrico con nudo achatado y con expositor vacío en templete. Éste se enmarca por columnas toscanas que llevan adosadas ces y eses fundidas y figurillas de ángeles por arriba y perinolas con pinjantes por la parte inferior. Sobre este espacio va un pabellón con lises y linterna de columnas abalaustradas, dentro de la cuál se sitúa una Inmaculada. Culminando un cupulín y esfera para Calvario. Ha perdido el viril o el vidrio tubular del templete, que serviría bien para mostrar la Hostia, bien como contenedor de una reliquia. Barroco, siglo XVII20CILLA LÓPEZ, 2022, vol. 1, p. 258, vol. 2, nº 79M..

Carraca [81] (26,5 x 6,5 x 28,5). Madera. Instrumento popular, de forma trapezoidal, cuenta con una rueda dentada que al girar el mango choca con una lengüeta emitiendo el sonido característico. Siglo XX. Elemento de interés etnográfico.

JMGC – RCL

4. BAHP-AHPB, Protocolos Notariales, Leg. 4747, fol. 127.

AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00; Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00.

ELORRIAGA BUSTAMANTE, 1995, p. 337.

ELORRIAGA BUSTAMANTE, Carlos. Arakaldo y Arrankudiaga-Zollo. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1995. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).

5. AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00.

6. Ibid.

7. AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas de la Cofradía del Rosario 1768-1863, sign. 0203/001-02.

8. AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00.

9. Ibid.

10. Ibid.

11. ZORROZUA SANTISTEBAN, 2001, p. 102.

ZORROZUA SANTISTEBAN, Julen. Aste Santuko pauso eta irudian Bizkaian / Pasos e imágenes de Semana Santa en Bizkaia. Bilbao: Bizkaiko Furo Alfundia – Kultura Saila / Diputación Foral de Bizkaia – Departamento de Cultura, 2001.

12. Ibid.

13. Ibid.

14. BARRIO LOZA, MOLINUEVO ZABALLA y ROMANO VALLEJO, 2005, pp. 44-45.

BARRIO LOZA, José Ángel (dir.), MOLINUEVO ZABALLA, María, y ROMANO VALLEJO, María. Bizkaiko kanpaiak / Campanas de Bizkaia. Bilbao: Bizkaiko Foru Aldundia – Kultura Sailak / Diputación Foral de Bizkaia – Departamento de Cultura, 2005. (Colección Inventarios, nº12). Existe versión on line disponible en https://www.bizkaia.eus/Kultura/kanpaiak/index.asp?idioma=CA

15. CILLA LÓPEZ, 2022, vol. 1, p. 260, vol. 2, nº 194.

CILLA LÓPEZ, Raquel. Investigación y puesta en valor de la platería antigua en Bizkaia. Vitoria-Gasteiz: Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2022, 4 vols. (Colección Investigaciones de Patrimonio Cultural, nº4). Disponible en https://www.euskadi.eus/publicaciones-patrimonio-cultural/web01-a2kulonz/es/

16. Ibid., vol. 1, p. 318, vol. 2, nº 434.

17. Ibid., vol. 1, p. 318, vol. 2, nº 435.

18. AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00.

19. AHEB-BEHA, Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Arrankudiaga, Cuentas y visitas 1715-1774, sign. 0204/005-00; Cuentas 1776-1869, sign. 0210/001-00.

20. CILLA LÓPEZ, 2022, vol. 1, p. 258, vol. 2, nº 79M.

CILLA LÓPEZ, Raquel. Investigación y puesta en valor de la platería antigua en Bizkaia. Vitoria-Gasteiz: Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2022, 4 vols. (Colección Investigaciones de Patrimonio Cultural, nº4). Disponible en https://www.euskadi.eus/publicaciones-patrimonio-cultural/web01-a2kulonz/es/