IGLESIA (vieja) DE SAN JUAN BAUTISTA
Alto Nervión
Orozko | Bº Duluman
Resumen (PDF)
Duluman sn (48410)
p.sanjuan.orozko@bizkeliza.org
La tradición y las crónicas medievales hacen de esta parroquia de San Juan la más antigua del amplio valle de Orozko, remontándola a mediados de siglo XII. Estaría entonces dedicada a San Román, de cuyo nombre habría derivado el del barrio: Done Roman = Duluman1OJANGUREN, 1997, p. 112..
Asentada en un hombro arrellanado a media ladera desde donde se domina el entorno de Zubiaur, la capitalidad del municipio, esta situación excéntrica ha sido a la larga causa de su abandono: mediado el siglo XX se optó por construir otra iglesia más cerca de la población, quedando ésta abandonada.
Pese a ello, gracias a su privilegiada ubicación en alto sigue siendo una de las más conocidas imágenes del municipio.
EDIFICIO [1]
El espacio [3] [4] resulta desahogado, amplio, sensación destacada por la notable altura del templo. El volumen exterior es oblongo.
El aparejo [5] [6] es un mampuesto irregular, reservándose la sillería para los esquinales, contrafuertes y recerco de vanos.
En esta fábrica se pueden apreciar varias zonas diferenciadas por el tamaño o el grado de tallado de los mampuestos e incluso por el propio rejunteo.
Así, una primera sería toda la parte baja del edificio, hasta unos 8 metros de altura. La segunda sería el recrecimiento de la cabecera y primer tramo, añadiéndose los contrafuertes de esa zona. Una tercera unificaría la altura del templo y añadiría el resto de los estribos. Más tarde se recrecía todo el edificio un par de metros, recrecimiento marcado al exterior por un pequeño escalonamiento del muro. El derrumbe parcial del templo obligaría a reconstruir al menos el último tramo en su cara de mediodía y sus contrafuertes, y tal vez parte de la fachada occidental. Variaciones todas éstas que reflejan una biografía constructiva compleja.
Rematando los muros discurre una cornisa de perfil en gola [7], perdida en algunas zonas: primer tramo al norte, último al sur (si bien en el tramo que le precede la cornisa tiene un trazado irregular que podría ser fruto de haber sido desmontada y recolocada).
A todo ello se ha añadido en la reciente restauración (2019-2021) un zuncho perimetral que ha elevado ligeramente el arranque de la cubierta.
Al interior, donde el hastial de los pies presenta algunas dejas, casi toda la fábrica aparece pincelada [8] imitando sillería sobre un zócalo oscuro definido por una línea amarilla. Pero donde se ha desprendido el revoque puede verse que debajo existe otra capa de policromía [9]. Muy sucia y perdida, en algunas zonas parece ser de colores lisos, oscuros y ocres (bajocoro), y en la bóveda (al menos en cabecera y primer tramo) una falsa sillería grisácea estaba delimitada por grecas de motivos vegetales en tonos rojos y grises [10]. Estas pinturas recuerdan a las cercanas de San Pedro de Murueta, en el mismo municipio de Orozko.
En las paredes interiores del templo se han perforado varias hornacinas. La más interesante [11] es una geminada, en doble arco de medio punto, en el arranque del primer tramo al lado Evangelio (norte). Con su arista exterior cajeada para ajustar las puertas, aún conserva algunos restos de las bisagras metálicas.
Hay otra justo enfrente [12], adintelada y más grande, de factura más tosca, aunque quizás sustituya a una anterior, a juzgar por las huellas visibles en la pared.
Otras dos hornacinas más modernas se excavan en lo que fuera el bajocoro [13], una a Evangelio y otra a los pies. Ambas son cuadrangulares, definidas por ladrillo macizo y por madera respectivamente.
El pavimento [14] presenta dos niveles: el presbiterio está algo más alto que la nave, a la que invade ligeramente en el primer tramo. En esa nave queda hoy a la vista el encajonado de las sepulturas [15], una amplia retícula en madera.
Parece haber existido un primitivo sistema de soportes para una bóveda más baja que la actual. De ello serán testigos las ménsulas que se distribuyen por las paredes. En el muro Epístola (sur) quedan dos, descentradas en el primer [16] y segundo tramo [17] respectivamente. Una tercera [18] se dispone en el lado Evangelio en el arranque del cuarto tramo y frente a ella se aprecian los restos de otra [19]. Son secciones de cilindro de diferente altura decoradas al frente con bocelillos o sogueados.
Con posteridad se plantearía la actual bóveda, que apea en unas voluminosas mediascolumnas adosadas a los muros y prolongadas por los arcos de la bóveda [20]. Son de orden toscano, pero basa y capitel varían, reflejando de nuevo las fases constructivas de la fábrica.
Las que definen el arco de la cabecera y el primer tramo arrancan de un plinto paralelepipédico –muy alto el del ábside– que da paso a una elevada basa cilíndrica rematada en escocia entre doble toro [21]; el fuste es cilíndrico; y el capitel [22] es un anillo en cuarto de bocel entre listeles que remata en otro bocelillo y una placa poligonal.
Pero las columnas entre el segundo y tercer tramo carecen de plinto [23], la basa remata en un simple cuatro de bocel y en el capitel [24] falta la placa poligonal; se trata por tanto de una versión más sencilla.
En cuanto al soporte entre el tercer y cuarto tramos, hasta hace algunos años se conservaban en el lado Evangelio restos de una delgada columnita que bajaba hasta la ménsula citada más arriba, que suponemos reaprovechada para esta función. La columna así asentada serviría de arranque a los nervios, quizás con un capitel intermedio. En el lado Epístola quedaban restos de la correspondiente columna, pero de la ménsula sólo se veían unas huellas imprecisas.
Por fin, en la parte central de la cabecera no puede apreciarse el sistema de soportes, que quedan ocultos tras el retablo, y que posiblemente serán ménsulas colgantes, al igual que serían las de los ángulos de los pies.
Los contrafuertes externos [25] se corresponden con las columnas del interior, añadiendo una pareja a los pies, retranqueados con respecto a los ángulos de templo, y otros dos diagonales en el paño central de la cabecera. En ellos se pueden ver varias propuestas. Los de la cabecera y el primer tramo [26] arrancan de un zócalo con una leve deja y suben rectos hasta acabar en un talud que culmina a unos dos metros del remate del muro, aunque los correspondientes al presbiterio han sido prolongados con un cuerpo de sillería hasta alcanzar la cornisa, coincidiendo con el recrecimiento del muro al que hacíamos referencia más arriba.
Los dos restantes del norte [27], ligeramente más altos que los anteriores, suben en escalones marcados por chaflanes. Y los dos últimos al lado sur [28], suben rectos y alcanzaban el cornisamiento, con el que enrasaban casi en recto antes de la última reforma.
La bóveda [29] es una solución de crucería de terceletes y contraterceletes en sentido transversal. Cada tramo [30] presenta siete claves lisas, todas con agujero para postizo. Un nervio espinazo, con claves al cortar los perpiaños, marca el eje del templo. El tramo de los pies ha perdido hace tiempo la bóveda, pero en los restos que aún se conservan se observa que la fábrica era de albañilería, solución muy frecuente en la arquitectura religiosa vizcaína.
La cabecera [31] es de bóveda estrellada a base de tres paños de tres nervios y con tres claves.
El tejado [28] es a dos aguas, con tres faldones en la cabecera.
Tampoco las ventanas son uniformes. Se abren a mediodía, mientras es ciega la iglesia al norte. En el ochavo de la cabecera y en el tramo contiguo las ventanas son iguales entre sí [32] [33], de medio punto con doble abocinamiento y adornadas con una modesta y sencilla tracería bífora con burbuja central de recuerdo un tanto gotizante. Todo afín a la ya citada iglesia de San Pedro de Murueta.
En cambio, las otras dos ventanas [34] [35] son distintas. Abiertas a un nivel más elevado, son más estrechas y altas, también de medio punto pero sin apenas abocinamiento y sin tracería. Su mitad inferior aparece cegada, herencia de la época en la que por ese lado se adosaba al tempo una construcción cuyo tejado las cubría parcialmente. Son un remedo tardío y modesto de las anteriores.
En el paño central de la cabecera hay una aspillera abuzonada [36], muy baja, oculta al interior por el retablo, de función incierta.
Complementa este sistema de vanos una ventana triple apuntada [37], abierta a los pies en el siglo XX.
Dispone la iglesia de dos accesos. El de los pies [38] es un paso amplio, un medio punto de dovelas en abanico con arista viva y túnel [39] escarzano.
Más interesante es el del tramo tercero a mediodía [40], una suerte de arco de triunfo, de dovelaje sobre pilastras, todo cajeado, como cajeadas están las nuevas pilastras que lo enmarcan; encima va un entablamento rematado por unos rústicos pináculos. El túnel [41] es también escarzano. Al exterior se le insertó una aguabenditera en caliza negra [42], hoy muy deteriorada. Este ingreso es un elemento muy destacable del templo.
Se abría al sur otro acceso, el más antiguo del templo. Hoy está tapiado por el contrafuerte exterior que marca los tramos segundo y tercero. Lo poco que queda a la vista [43] es el arranque de un arco de trazado amplio, con su arista interior achaflanada, que pudo ser un guardapolvo similar al que aún puede verse en el cercano templo de San Bartolomé de Olarte. Este arco descansaba en lo que parece el extremo de un salmer decorado con bolas.
Hubo un coro a los pies, pero hoy apenas quedan huellas de él [44]. Ocupaba el cuarto tramo y parte del tercero. Sería en madera, con una viga carrera delantera (sus arranques aún se pueden ver en las paredes laterales) asentada en uno o varios pies derechos.
Se accedía a él por escalera claustral cuya huella aún se percibe en el muro de los pies.
Contó el templo con sacristía, adosada al paño noreste de la cabecera y prolongada entre los dos primeros contrafuertes del lado norte [2b], pero ha desaparecido. Al interior del presbiterio puede verse la puerta de comunicación con ella [45], un sencillo paso de dintel adovelado. Al exterior se conserva la cornisa [46] que marcaba el arranque de una cubierta abovedada de la que sólo queda algún vestigio.
Esta sacristía comunicaba con un desaparecido espacio de almacén ubicado entre los dos siguientes contrafuertes, en paralelo al segundo tramo.
También hubo al norte un baptisterio, construido en 1940, e igualmente eliminado con posterioridad.
Desaparecida la torre que se documenta desde el siglo XVI, las campanas estuvieron dispuestas en una alta espadaña [47] injertada sobre el hastial de los pies, una sencilla obra de sillería con silueta apuntada, de dos y un vano.
Por debajo de este campanario hay en el muro de los pies cuatro canecillos y bajo ellos un par de toscos orificios en la pared. Esta estructura, muy alta para sustentar un tejaroz protegiendo el acceso, tal vez sirviera de apeo a una anterior espadaña de madera.
Al norte, adosado al contrafuerte de los pies, sube un husillo [48] cilíndrico telescópico, con un tramo final cuadrangular. En mampostería, resulta bastante torpe.
Servía para subir a la sobrebóveda y a la espadaña, accediéndose a él desde el coro (donde aún puede verse el paso).
La iglesia tenía un pórtico, ya desaparecido. En sus últimos años ocupaba la zona de los pies y todo el flanco de mediodía. Era una fórmula de tejavana a un agua sobre postes auxiliados con jabalcones. En algún momento también sirvió al norte, donde se conservan algunos de los canecillos que ayudaban a sostenerlo y el vierteaguas [49].
Al sur, en la zona correspondiente a los tramos segundo y tercero, el pórtico sostenía la antigua casa rectoral [50], de fábrica de entramado de madera y ladrillo sobre los pies derechos del porche. Se podía acceder a ella desde el coro del templo, donde aún se aprecia la puerta. Tanto esta interesante construcción como el coro desaparecieron hace varias décadas.
El análisis del edificio revela varios momentos constructivos. Pero a pesar de ello la iglesia de San Juan presenta, sobre todo por el interior, una unidad estilística renacentista madura indudable. Este efecto se debe especialmente a la unidad de los sistemas de soporte y de la bóveda. Esencialmente se trata de un amplio salón desembarazado, bien proporcionado en altura, anchura y largura, ésta un poco más acusada que en la mayoría de las iglesias renacientes vizcaínas, que tienden a ser algo más cortas.
No obstante, la biografía del templo parece haber sido más compleja.
Según el Libro del linaje de los señores de Ayala, redactado por Fernán Pérez de Ayala en 1371, sería su antepasado Garci Galíndez de Salcedo quien mediado el siglo XII fundara la parroquia, aunque la pondría entonces bajo la advocación de San Román2PÉREZ DE AYALA, 2020, p. 139.GARCÍA DE SALAZAR, 2004, p. 58..
Si tal fundación tuvo lugar nada queda del edificio entonces levantado.
El acceso sur hoy tapiado –en realidad su moldura con pomas, lo único que aún puede verse– nos habla de una refacción tardogótica, que tendría lugar en torno a 1500, como sucedió en tantas otras parroquias vizcaínas.
Aquella obra debió suponer la construcción de todo el cajón de la iglesia, a juzgar por el aparejo, salvo en la fachada de los pies, alcanzando hasta el arranque de las ventanas de la cabecera. En ese perímetro se abría al menos esa tapiada puerta sur.
Entonces debió preverse la construcción de una bóveda. Para ello se colocaron las ménsulas aún visibles a media altura de los muros, y que por sus detalles formales también nos llevan a principios del XVI, a caballo entre lo tardogótico y lo renacentista. Dadas las características de estos soportes probablemente la bóveda pensada sería de madera, similar a las que por aquellos años se construían en otros templos del municipio como los de Olarte y Zaloa.
Pero parece que las obras se pararon entonces, sin que esa bóveda llegara a ser construida (hubiera exigido una mayor altura de los muros).
Sólo mediado aquel siglo XVI se retomaron las obras. Pero para ese momento se había cambiado el criterio, y se quiso cubrir el edificio con una elevada bóveda pétrea, a la vez que mejorar la iluminación. Para ello se recrecieron los muros y se construyeron los soportes interiores y exteriores (los contrafuertes) de cabecera y primer tramo, abovedándose estos espacios. También entonces se abrieron las ventanas de esa zona. Precisamente éstas, que aparte de en Murueta encuentran paralelos en Ispaster, Mañaria, Elorrio…, nos llevan a 1540-1550, fecha que parece adecuada también para la credencia geminada practicada al interior del muro norte en el primer tramo y para las pinturas con grutescos que asoman bajo la actual pinceladura de la bóveda.
En las cuentas de 1549 –las más antiguas conservadas– y los años siguientes hay abundantes ingresos derivados del reparto de las sepulturas del templo: las obras estaban lo bastante avanzadas como para prever un pronto uso de los enterramientos3AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia. 1548-1594, sign. 2970/002-00.. Aunque aún habría que esperar un poco: entre 1554 y 1558 se adereza la pila bautismal, se trabaja en torre y campanario y en la sacristía y se quitan las puertas de la capilla (presbiterio), lo que indica que esta era la zona ya concluida y en ella se podía restablecer el culto. Y en 1560 se ponía la campana4Ibidem.. Pero la iglesia sólo parece haberse ampliado en su cabecera y primer tramo, y carecía de bóvedas aunque estaban ya listos algunos de sus soportes.
Tras un nuevo parón la tarea se retomaría en 1576, cuando el maestro cantero Juan de Lariz acudió a ver la obra. Debió de redactar unas condiciones para el resto de los muros, columnas y estribos, cuyo remate ganó Martín de Meacaondo, maestro carpintero, que sería secundado por los canteros Pedro de Sarría, Domingo de Iturrieta, Juan de Yarza y García de Ibaizábal. Trabajaron al menos hasta 1592, pero desde 1582 parecen dirigir la obra Rodrigo de La Cantera y su criado Pedro de La Herrería, sustituidos poco después por Diego Gil, todos ellos cántabros. A ellos se unió en 1583 Martín de Garita, uno de los más solventes canteros vizcaínos del momento, que ya había trabajado con Rodrigo de La Cantera en la torre y campanario de Begoña (Bilbao)5Ibidem. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1595-1627, sign. 2974/001-00..
Pero los problemas afloraron pronto y así, en 1584, ante el absentismo del maestro, mandaba el visitador que se requiriera a sus fiadores, lo que debió de causar su efecto pues se acarrean a continuación muchos materiales de construcción y se realizan nuevos pagos a los canteros, a los que se suman Pedro de La Calleja y el carpintero Francisco Abad de Ugarte6AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1548-1594, sign. 2970/002-00..
Sin embargo, en la visita de 1591 se describe el estado preocupante de las obras:
“Atento que la dicha yglesia padesçe al presente la mayor neçessidad de cuantas ay en el obispado por estar abierta por la parte que se haze la obra nueva y por que amenaza ruyna por la parte que está hecha… el dicho visitador mando al dicho mayordomo que traiga el oficial que va haciendo la dicha yglesia y que si se pudiere concertar con el para que baya continuando la dicha obra… y si no hallare comodidad pa esto cierre de tabique o de tabla todo lo que esta abierto al fin de la dicha yglesia por que el ayre y el agua que por allí entra no haga daño en la obra ni cause peligro en los altares mientras se celebra”7Ibidem, visita de 1591, cita en fols. 80-80v..
Así pues parte de la iglesia estaba aún sin cubrir. Un vacío documental de sesenta años en los libros de contabilidad no permite conocer el desenlace de aquella complicada situación. Pero en cualquier caso sabemos que la iglesia quedó a medias. Las obras se retomarían en 1618, cuando el maestro Juan de Palacios se obligó a hacer (¿rehacer?) la capilla mayor (sería la bóveda del presbiterio), el arco absidial y la pared de cierre de los pies. Esto último parece haber conllevado un alargamiento del templo por ese lado, lo que explicaría la anómala ubicación de los contrafuertes de ese extremo oeste, así como el corte vertical en la fábrica que se aprecia en ese lado; es decir, se “creo” el exiguo tercer tramo, que entonces sería abovedado junto con el segundo. Trabajaron con Palacios sus socios Juan del Hoyo, Juan Verdes y Juan de Setién, todos montañeses8BALLESTEROS IZQUIERDO, 1990, p. 193.. Su intervención conllevó el cierre de la antigua puerta del lado sur, que no encajaba en el proyecto renacentista de soportes y bóvedas, quedando tapiada por uno de los contrafuertes.
Con la construcción de las bóvedas culminaría esta etapa. Si en la primera fase lo más apreciable eran las claraboyas, en esta segunda destaca su bella portada sur, que asume ya el purismo del barroco clasicista.
En 1656-1659 el cantero Roque del Campo hacía el pórtico y enlosaba el templo9AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1657-1714, sign. 2970/003-00.. Aquello fue el prolegómeno a una nueva etapa de obras: en 1663 las bóvedas se derrumbaron arrastrando parte de los muros, posiblemente los dos tramos inferiores por el lado sur (“cayeron este lado y bóvedas de la dicha iglesia”)10Ibidem..
Roque del Campo repuso muros, contrafuertes y bóvedas en 1663-1667 (“la segunda capilla y bóvedas nuevas de la dicha iglesia de piedra labrada”). Años más tarde, en 1683, Domingo de Ybarrola, maestro albañil, se ocupó de rematarlas y de “blanquear y dar diversos colores a todo el cuerpo de dicha iglesia, cruzeria y bobedas”, para lo que empleó
“dos cargas de piedra lapiz que se ttrujieron de la merindad de Arratia pa dar color a los esttribos y crucería de dicha iglesia… (y) las coloras que se trujieron de Vilvao para la cruzeria de dicha yglesia”11Ibidem..
En esos años las obras fueron constantes. Destacan las realizadas nuevamente por Roque del Campo, que en 1685 renovaba el coro y disponía el husillo: “el paredón y escalera que hizo nueva desde el suelo de la dicha yglesia asta lo alto del campanario”, ya que tras cerrar “las bobedas de toda la nave” no había escalera. Sería también por entonces cuando se remató el perímetro del templo con una cornisa moldurada. Y en 1689 se cerraba y echaba suelo a un campanario hoy inexistente12Ibidem.. Poco después, en 1707, se describía la iglesia como “alta y capaz”13Ibidem..
Posteriormente habría nuevas intervenciones, algunas de cierta entidad.
Así, en 1718 se trabajaba en “la casa”, probablemente la adosada sobre el pórtico sur14AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1714-1759, sign. 2970/004-00..
Y cuando en 1736 un rayo desbarataba la espadaña y rompía además la bóveda del tramo de los pies hubo que construir un nuevo cuerpo de campanas –¿el actual?– y hacer reparaciones al interior15Ibidem..
En 1741 se mandaba hacer sacristía nueva, ya que la existente resultaba insuficiente. No se debió obedecer, ya que el visitador tuvo que insistir en el tema en 1764 –la que había era calificada por el visitador como “indecente”–16Ibidem..
Además, en los zócalos de los contrafuertes de la cabecera aparecen grabadas las fechas 1775 [51] [52] y 1782 [53], en otro de los de la cara norte parece leerse (con reservas) 1771 [54], y en la portada de los pies hace algunas décadas aún había un 177617CONDE FUENTE, 1997, p. 236.. Suponemos que todas estas cifras harán referencia a algunas reformas, pero nada sabemos sobre ellas.
En 1857 los feligreses denuncian el estado de ruina de varias partes de la iglesia y, reunidos en cruz parada (ayuntamiento general), deciden encargar al arquitecto Pedro Luis de Bengoechea un informe sobre la situación del edificio y posteriormente la reparación de las deficiencias. Para que no se alargue el proceso optan por actuar inmediatamente sin esperar la ayuda del patrono, que es el Conde de Santa Coloma y Cifuentes18BFAH-AHFB, Municipal, Archivo Municipal de Orozko, sign. 0073/003..
Tras esta compleja historia, la iglesia de San Juan fue abandonada en 1959, cuando el culto se traslado a la actual iglesia de San Juan, más cercana al núcleo de Zubiaur.
Utilizado como almacén, en las décadas siguientes el templo empezó a deteriorarse. Ello obligó a derribar la antigua casa rectoral, que amenazaba ruina, y las sacristías, almacén y baptisterio del lado norte, y el coro fue desmantelado. La cubierta empezó a ceder, y finalmente en enero de 2018 se derrumbó el tejado del tramo de los pies, arrastrando lo que quedaba de su bóveda –ya parcialmente hundida con anterioridad–.
En 2019 se puso en marcha la restauración del edificio, que se prolongaría hasta 2021. Se procedió entonces a la reposición de la cubierta y a la restauración y sellado de todos los muros, que además fueron reforzados mediante sendos zunchos perimetrales tanto en la parte inferior como en la superior.
A pesar de este denso proceso constructivo, como decíamos San Juan Bautista de Zubiaur es un templo renacentista muy homogéneo (aunque no se terminó de construir hasta bien entrado el siglo XVII). Sigue un modelo relativamente extendido en Bizkaia, el de una sola nave. Pero aquí está dotado de una personalidad especial por la presencia de una cabecera poligonal, por sus dimensiones –especialmente su altura– y por sus potentes soportes, en este caso con pocos paralelismos. A ello hay que unir un esmerado acabado tanto de los citados soportes como de las bóvedas, ventanas y portada. Un ejemplar descollante dentro de su tipología.
1. OJANGUREN, 1997, p. 112.
OJANGUREN IRALAKOA, Pedromari. Paseos por Orozko. Bilbao: Edición del autor, 1997.
2. PÉREZ DE AYALA, 2020, p. 139.
PÉREZ DE AYALA, Fernán: “Libro del linaje de los señores de Ayala”. En DACOSTA, Arsenio. El Libro del linaje de los señores de Ayala y otros textos genealógicos. Materiales para el estudio de la conciencia del linaje en la Baja Edad Media. Bilbao: Universidad del País Vasco – Servicio de Publicaciones, 2020, recurso en línea: PDF.
GARCÍA DE SALAZAR, 2004, p. 58.
GARCÍA DE SALAZAR, Lope. Las Bienandanzas e Fortunas. Libros XX-XXV. Ed. de Consulelo Villacorta Macho. Bilbao: Librería Anticuaria Astarloa, 2004 (manuscrito de 1470-1475).
3. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia. 1548-1594, sign. 2970/002-00.
4. Ibidem.
5. Ibidem. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1595-1627, sign. 2974/001-00.
6. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1548-1594, sign. 2970/002-00.
7. Ibidem, visita de 1591, cita en fols. 80-80v.
8. BALLESTEROS IZQUIERDO, 1990, p. 193.
BALLESTEROS IZQUIERDO, T: Actividad artística en Vitoria durante el primer tercio del siglo XVII: Arquitectura. Vitoria-Gasteiz: Diputación Foral de Álava, 1990.
9. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1657-1714, sign. 2970/003-00.
10. Ibidem.
11. Ibidem.
12. Ibidem.
13. Ibidem.
14. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1714-1759, sign. 2970/004-00.
15. Ibidem.
16. Ibidem.
17. CONDE FUENTE, 1997, p. 236.
CONDE FUENTE, Roberto. Orozko. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1997. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).
18. BFAH-AHFB, Municipal, Archivo Municipal de Orozko sign. 0073/003.
MOBILIARIO
Llegó a haber en la iglesia de San Juan un buen número de retablos: la documentación habla de los de Nuestra Señora de la Soledad, San Antonio de Padua, San José, San Miguel, San Juan, Santa Águeda, Santa Lucía, Nuestra Señora del Rosario, San Agustín (estos dos últimos realizados por el arquitecto montañés Antonio de Alvarado en 1676 y policromados por el maestro pintor y dorador orduñés Francisco de Zacona en 1689) y Santa Ana (obra de 1678 del también cántabro Francisco Martínez de Arce, con policromía de Mateo de Arana), albergando entre todos ellos un buen número de tallas. Contaba además con imágenes exentas, algunos lienzos y piezas de orfebrería19AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1657-1714, sign. 2970/003-00. YBARRA Y BERGÉ, 1958, p. 545. CONDE FUENTE, 1997, pp. 236-237. ZORROZUA SANTISTEBAN, 1998a, pp. 263, 274-275..
Pero al cerrarse al culto el templo quedó prácticamente vacío de mobiliario.
Retablística
Del retablo mayor [55] sólo queda la mazonería, ya que el gran cuadro que albergaba se trasladó a la nueva parroquia.
Es una gran máquina formada por alto banco, un piso de una sola calle y ático. Aquel presenta cuatro huecos que posiblemente acogerían paneles con relieves decorativos, hoy perdidos. Sobre una cornisilla moldurada arranca el piso, definido por dos grandes columnas jónicas que se adelantan sobre plintos integrados en el banco. Un entablamento de fascios, motivos vegetales, dentículos… asienta el al ático, que acoge un medallón [56] para una bandeja en la que reposa la cabeza de San Juan Bautista muerto, todo sustentado por guirnaldas. Remata una cruz con ráfagas.
Prácticamente todo el retablo está marmoreado: en rojo el banco, rojo y blanco las columnas y blanco el entablamento.
Este sencillo pero monumental retablo neoclásico, en muy mal estado de conservación, fue trazado en 1849 por Antonio de Goicoechea, académico de mérito de la Real Academia de San Fernando, vecino de Bilbao, y Juan Bautista de Aldasoro, maestro de obras y tallista, vecino de Orduña. La parroquia adjudicó la obra directamente Aldasoro, provocando la denuncia de Domingo de Meaza y Cándido de Axpegorta, también maestros de obras naturales de Orozko aunque vecinos de Bilbao. En consecuencia, se obligó a sacar los trabajos a concurso, llevándose la puja Gerardo de Basaldua, vecino de Begoña, por 19.061 reales, a los que se sumaron otros 4.000 por mejoras. Los últimos pagos se hicieron en 185520AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1828-1882, sign. 2971/002-00. CONDE FUENTE, 1997, pp. 236-237. ZORROZUA SANTISTEBAN, 2003, p. 147..
Un segundo retablo [57] se conserva, también sin imágenes, adosado al muro norte.
Es de banco y un piso para una calle, policromado básicamente en blanco.
El banco, escalonado, acogía un sagrario desaparecido. Unos vegetales enmarcados en cuadrados decoran sus extremos.
El piso es de perfil quebrado. Al centro, adelantada, hornacina en medio punto, al interior poligonal de cinco paños cajeados y con decoración vegetal en la bóveda. La flanquean pilastras, más retrasadas (quizás hubiera unas columnas en esos espacios), y más atrás aún otras cajeadas para motivos vegetales.
Un entablamento moldurado en recto y decorado con dentículos y nueva foresta sirve de asiento a lo que parecen dos peanas que repiten algunos de los motivos anteriores.
Lleva mesa a juego, con panel central para tondo y cruz y ménsulas laterales ornadas con hojas.
Es un modesto mueble tardoneoclásico, en mal estado de conservación, de mediados de siglo XIX.
A su lado hay otro retablo [58], también vacío de imágenes.
En origen era de un piso para tres calles, marmorizado básicamente en blanco con uso de oro para la decoración.
La calle central acogía casa en medio punto con perfil recorrido por grumos vegetales y hornacina semicircular abovedada. Iba elevada sobre un zócalo liso entre pilastras. Flanqueaban todo dos columnas jónicas. Encima entablamento de fascios y dentículos y remate con flámeros y tondo central [59] con símbolos de la Pasión entre guirnaldas.
Las calles laterales presentaban nichos igualmente en medio punto para hornacinas semicirculares abovedadas, con puerta-escaparate, y entablamento sobre mensulillas mixtilíneas acanaladas. Sobre él un aletón enrollado que enlazaba con el entablamento central.
Faltaba la mesa al centro, y los laterales calzaban en paneles cajeados para rectángulos de ángulos cóncavos.
Hoy sólo se mantiene en pie una de las calles laterales [60]. El resto del mueble se halla desmontado a los pies de uno de los púlpitos.
Es, como el retablo anterior, una modesta pieza tardoneoclásica, de mediados de siglo XIX.
Otros elementos
Se conservan, aunque en muy mal estado, dos púlpitos [64], iguales, fijados en las columnas entre el primer y el segundo tramo.
En madera, la escalera está prácticamente perdida en ambos casos. La tribuna [65] es de antepecho circular, decorado con rectángulos con los ángulos cóncavos. El tornavoz presenta un cielo para imagen del Espíritu Santo en forma de paloma; culmina en cono cóncavo invertido, linterna con cuatro vanos en medio punto y remate en bola. Todo marmorizado.
Aunque sabemos que en la iglesia había púlpitos al menos desde 1666, reformados en 174921AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko - Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1657-1714, sign. 2970/003-00; Cuentas y visitas de la parroquia 1714-1759, sign. 2970/004-00.., éstos son muy posteriores: de mediados del siglo XIX, son piezas tardoneoclásicas en muy mal estado de conservación.
JMGC – RCL
19. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1657-1714, sign. 2970/003-00.
YBARRA Y BERGÉ, 1958, p. 545.
YBARRA y BERGÉ, Javier de. Catálogo de monumentos de Vizcaya. Bilbao: Junta de Cultura de Vizcaya, 1958, 2 vols.
CONDE FUENTE, 1997, pp. 236-237.
CONDE FUENTE, Roberto. Orozko. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1997. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).
ZORROZUA SANTISTEBAN, 1998a, pp. 263, 274-275.
ZORROZUA SANTISTEBAN, Julen. El retablo barroco en Bizkaia. Bilbao: Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, 1998.
20. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1828-1882, sign. 2971/002-00.
CONDE FUENTE, 1997, pp. 236-237.
CONDE FUENTE, Roberto. Orozko. Estudio histórico-artístico. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 1997. (Colección Monografías de pueblos de Bizkaia).
ZORROZUA SANTISTEBAN, 2003, p. 147.
ZORROZUA SANTISTEBAN, Julen. El retablo neoclásico en Bizkaia. Bilbao: Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, 2003.
21. AHEB-BEHA, Parroquia de San Juan Bautista de Orozko – Zubiaur, Cuentas y visitas de la parroquia 1657-1714, sign. 2970/003-00; Cuentas y visitas de la parroquia 1714-1759, sign. 2970/004-00.